Entrevista a Paola Siervo (primera parte), Alejandro Leibowich





Alejandro Leibowich

-Hola, Paola. Antes de venir para acá me quedé escuchando unas dos o tres veces tu interpretación de "A Don Agustín Bardi". Te quería preguntar; ¿qué significa para vos el tango? Algo que tiene enlazadas raíces negras y europeas y que tanto nos representa…

-Hola Alejandro, ante todo muchas gracias por escucharme con tanta atención. 


El tango para mí tiene aroma a infancia. Cierro los ojos y veo a mi tío con el acordeón, a mi abuelo cantando o bailando con mi abuela. Esas largas mesas familiares. El piano siempre abierto a disposición, en el que nos turnábamos unos cuantos para tocar, orejeando. Se tocaba antes y después de comer. Ningún aparato electrónico cubría el sonido de ese espacio. Incluso así pasábamos las fiestas de fin de año. 


El tango es para mí la sensación de estar sentada casi en puntas de pie en el teclado, porque no llegaba a los pedales, con mis vestidos de niña, orejeando desamores. Como si entendiera de desamores. 


 El tango es también el barco de mi abuelo paterno llegando de Italia con el instrumento bajo el brazo y música en las venas. Mis ganas de haberlo conocido. Como tan bellamente dice Sabato en su libro “Antes del fin”: 


“Mientras el barco se alejaba del puerto, con el rostro surcado por lágrimas, veían como sus madres, hermanos, se desvanecían hacia la muerte, ya que nunca los volverían a ver. De ese irremediable desconsuelo nació la más extraña canción que ha existido: el tango. Una vez el genial Enrique Santos Discepolo, su máximo creador, lo definió como un pensamiento triste que se baila".



-¿Qué te lleva a elegir los estilos musicales que interpretás y que escuchás? Porque te noto muy cosmopolita en ese sentido, cosmopolita como Buenos Aires, París o Londres… Es más, te preguntaría: ¿qué es un estilo musical para alguien como Paola Siervo? ¿Qué tiene que tener una música para que le pongas tu sello?


-Pienso que un estilo musical es otra de las tantas maneras de dividir maniáticamente lo diferente. La música puede pertenecer a cualquier definición que le apetezca a la historia, yo elijo la que me conmueve. Tan simple como eso. No me importa a que etiqueta estilística responda. No me importa esa clasificación, ni para tocar, ni para escuchar música. 


Buenos Aires, Paris, Londres… ¡Mirá que trinidad hermosa elegiste!


-¿Crees en el destino? ¿En un destino musical?


-No, creo en el trabajo. Soy virginiana. 

                                                                                                       
                                                                                                                                                     


-Salvador Dalí decía tener recuerdos incluso desde que estaba en el vientre de su madre. ¿Te identificás con esa visión surrealista del mundo? ¿Cuáles son tus primeros recuerdos? Describíme brevemente un acquafuerte familiar que rescates en tu memoria.

-¡El gran Salvador Dalí!, uno de mis admirados surrealistas. 

El de los elefantes de patas largas casi invisibles de deseo, que el mismo definía como “distorsión del espacio", con sus agudas patas contrastando la idea de ingravidez.
El de los caracoles, las hormigas, los huevos que quiebran y dan vida. Dalí, el extremo de una arrogancia que esconde quizá tantas cosas, como las cascaras que todos llevamos puestas.
El que derritió los relojes y transformo en elástico el tiempo, regalándonos para siempre la idea del tiempo blando, que chorrea vida más allá de los limites. Me gusta la palabra “chorrea” por sobre “vuelca” o “desborda”.


Hay una cita en “El ruido y la furia” de William Faulkner que guardo tan cuidadosamente como el cuadro de los relojes derretidos de Dalí que cuelga en mi pared que quiero compartirte: 
“Decía que los relojes asesinan el tiempo. Decía que el tiempo está muerto mientras es recontado por el tictac de las ruedecillas. Sólo al detenerse el reloj vuelve el tiempo a la vida”.
En este sentido respondo que no es que me identifique con la visión surrealista del mundo. Sino que entiendo que el mundo necesita una porción surrealista para digerir la cruda realidad de la que formamos parte. Dalí entonces es para mí, el de los sueños que invaden una realidad siempre en deuda, pero que presentan una alternativa, un camino surreal por el cual salir a pasear al menos un ratito.

No sabría decirte cual fue mi primer recuerdo. Pero si uno de los recuerdos más hermosos de mi infancia fue llegar de la escuela y ver en el fondo de mi casa un doble teclado con pedalera Yamaha que me habían comprado mis viejos para mi cumpleaños Nº 10. También aquellas fiestas que un poco describía en la primera pregunta. Yo viví la música primero en mi casa, tocando, escuchándola, bailando, compartiéndola con mis tíos, mis viejos, mis abuelos, mis hermanos. 


-¿Confiamos en la realidad o estamos viviendo en un “estado ambulatorio” como escribía Bretón? ¿Qué cambiarías si pudieses de esa realidad? ¿Cómo es Paola Siervo cuando no toca el piano? La veo como una persona con muchas inquietudes humanitarias…


-Otra vez insisto con el surrealismo como escapatoria, como camino adyacente. Estos últimos días he estado viviendo muy intensamente el disfrute de ese “estado ambulatorio” del que habla Breton y también Cortázar, sobre todo en las caminatas nocturnas. Tan mágicas, tan fuera de tiempo. 



Siempre me resulta más interesante la mirada externa que la propia. De todas maneras puedo decirte que soy una persona que disfruta mucho el cine, sobre todo aquel que no compite en Hollywood.  Que cuida sus ratos de escritura y disfruta la literatura enormemente. La pintura, la escultura, el baile, el patín artístico y los viajes.  Que ama a “la biblio más linda del mundo” llamada "Del otro lado del árbol".  Un espacio donde se sueña colectivamente y se milita por infancias con sol para lxs pibxs.  Entiendo que lo más importante de la vida está en espacios como estos, en la familia, en los animales y en los amigos de mirada sincera, todo lo demás es la cola del barrilete. Le doy un inconmensurable valor a las sorpresas, al juego, al asombro, a la curiosidad y al niño interno.

Por supuesto soy también oscuridad, soy ese claroscuro que tan bien supo plasmar Caravaggio en sus pinturas, o en palabras de la gran Simone de Beauvoir: “Existe en todo ser un "irrompible carozo de oscuridad" algo que ni las rutinas sociales, ni los lugares comunes del lenguaje consiguen traspasar, pero que estalla a veces escandalosamente. En esas explosiones siempre se revela una verdad y encontramos impresionados las que descubren una libertad".


-Dicen que el viajar fortalece el corazón y tempera el pensamiento. ¿Por dónde viajaste? 


-Totalmente de acuerdo. He tenido la posibilidad de conocer bastante mi país, tan hermoso y variable. También he podido salir un par de veces de viaje por fuera, conociendo alguna pincelada de Brasil, Ecuador, Venezuela, Italia, España, Francia e Inglaterra.  Espero que la vida me regale muchos viajes más. 


-¿Qué música se quedó para siempre con vos?


-Por supuesto voy a nombrar algunos y voy a estar olvidando muchos, pero tomo aire al estilo “domingo para la juventud” y empiezo: BowieBeatles y sus trabajos solistas, Damon Albarn y todo lo que lo circunda, St Vincent. David Byrne, Radiohead, Pink Floyd, Prince, Michael Jackson, Frank Zappa, XTC, Sparklehorse, Efterklang, Portishead, Sting, Erlend Oye, Air, TiersenMorricone, Chico Buarque, Hermeto Pascoal, Piazzolla, Troilo,  Eladia Blázquez, Cuchi Leguizamón, María Elena Walsh,  Keith Jarrett, Monk, Bill Evans, Chick Corea, Herbie Hancock,Brad Melhaud, Michel Petrucciani,Chucho Valdes,Michel Camilo, Brahms, Beethoven, Schumann, Debussy, Satie, Mozart, Bach, Prokofiev, Shostakovich, Chopin, Rachmaninoff, Stravinsky, el flaco Spinetta,Charly García, Cerati, Calamaro, Paez, Gilda…  Jaja ¿sigo?


Me resulta imposible contestar esa pregunta sin desplegar abruptamente una lista interminable de música, que se ha ido quedando desde mi infancia y que difícilmente descarte aún estando una en las antípodas de otras. Así de mezclada es como la escucho aun hoy.  

-¿Qué compositores admirás? ¿Cómo se desarrolla el instinto del intérprete?


-Un poco lo que te respondía recién. Me cuesta circunscribir para tocar o escuchar música porque hay mucha, pero mucha belleza dando vueltas. Por eso pienso que hacen falta más intérpretes que acerquen y multipliquen esa belleza que ya está latiendo. Admiro muchísimos compositores de aquella época y también actuales de estilos antagónicos. Pero si me preguntas específicamente por la música clásica, nombraría a Brahms, Schumann, Debussy y Rachmaninoff como 4 grandes amores. 


El instinto del intérprete para mí se desarrolla pensando qué es lo que te apasiona de tocar música que otro escribió. Para mí un intérprete es una manguera de trasmisión sanguínea. Un canal. Un puente. Un multiplicador. Me apasiona sumergirme en el alma enardecida de otra persona, descubrirla, contarla a mi manera. Buscarle los escondites, jugar a la distancia. Un intérprete es también un actor, un cuentacuentos. Y me encanta contar cuentos.


-¿Qué opiniones te merecen gente tan talentosamente variada como Hermeto Pascual, Piazzolla, Salgán o Satie? 


-Qué decir de esos 4 nombres tan enormes. Cada uno un regalo, un estado, un paisaje en el que me encanta perderme. 


-Escucho que has hecho experimentaciones con sonido, y teniendo en cuenta tu interés por los surrealistas, ¿conocés el disco “Satie” de Tamar Halperin? Ella usó sintetizadores y una vasta variedad de teclados para reinterpretar la obra del compositor francés ¿crees que tienen búsquedas parecidas en ese área? Y en música popular, búsquedas como supo tener Charly García, muy admirado tanto acá como en el exterior. Interpretado incluso por Gurevich y Schvartz. ¿Qué opinás al respecto?


-Conozco su disco y me parece excelente. Coincido y me identifico con esa búsqueda. Pienso que estamos en una época que pide otro tipo de sonoridades y en lo personal me entusiasma mucho la idea de acercar toda esa belleza escrita hace tanto tiempo desde un lugar más actual. Admiro profundamente a Charly García, lo escucho siempre, aprendo de él. 


-¿Hacés tus propios arreglos?


-De a poco voy metiendo más la nariz en el mundo de los arreglos, sobre todo de lo que tengo ganas de tocar. Hace unos años era impensado eso para mí. 


     
 Segunda parte de la entrevista

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