En la cámara de revelado: "Rizoma" de Zaida Kassab. Alejandro Leibowich



Zaida Kassab

Alejandro Leibowich

¿Te acordás cuando el pasado era uno? La ruta era previsible. ¡Tráiganme los ojos de mi enemigo, quiero entender cómo me ve! “Al morir mi padre,/ hice llover/ del cielo,/ piedras.”

Zaida puede salir de cualquier esquina, o cualquier esquina puede incluso ser ella misma. De cualquier punto geográfico. Del lugar más inesperado de tu casa, y de sus mismos textos. Puede atarte, invadirte y poblarte de palabras.

En 1947, se fundaba la agencia de fotorreportaje “Magnum”, que cambiaría la forma de percibir la realidad inmediata. Sin embargo las instantáneas serían registradas por una cámara muy básica. Es que lo importante no era tanto el mecanismo, sino su uso. Robert Capa, David Seymour “Chim”, Henry Cartier-Bresson y otros darían un giro a la velocidad y a una forma de captar las cosas. Los archivos fotográficos de la agencia incluían fotografías de estilos de vida, familias, drogas, religiones, guerras, pobreza, hambruna, crímenes, gobiernos y famosos. Zaida es una presencia que posee una cámara plurisensorial. Esta cámara registra imágenes, conversaciones, vivencias. Miseria, distintas formas de verdades, que en realidad son interpretaciones. Tiene un paladar de origen divino, que comparte tiempo y juega a los dados con ciertos demonios. Tiene ansiedad y también furiosa necesidad de querer y ser querida. El ímpetu es una forma de la furia secreta. “Esta pesadez que me embriaga, me marea, y me niega la inocente mirada.”

Desde un despeje de combustión y distorsionada realidad desarrolla un sistema rizomático que podría rastrearse en Deleuze y Guatari. Pero también en Cartier-Bresson (fotógrafo, pintor y teórico de la imagen). Ella tiene mucha semejanza con este personaje histórico en muchos aspectos. Zaida Kassab, nació en La Quiaca, Jujuy. Hija de un comerciante que ejercía un tránsito constante entre provincias manifiesta entre otras cosas, la geografía norteña ya incorporada a su información genética. Estudia fotografía hace tres años en la universidad. Y pronto (en realidad al mismo tiempo) su océano visual fue invadido por el dibujo y las palabras. De todos modos para muchos, ya viajar, es una forma de lectura y aprendizaje transliterado. El “instante decisivo” es como una constante cuando su poesía parpadea o enfoca. “Ojo, mente, corazón”. Cartier-Bresson cuidaba la imagen. Buscaba el mejor ángulo, para que ésta quedara grabada en la memoria. Todo es esperar el momento y en ese instante disparar. Eso hace Zaida cuando escribe, metaescribe, incendia metáforas y enciende el vértigo. Esto es el instante decisivo. Un instante que no puede dejarse pasar. Se contaba con una oportunidad única que no debía ser pasada por alto. Sino nos arrollaba, nos dejaba el yermo olvido, y la nada.

“Te veo”

A.L.-Todo comienzo es arbitrario. Todo principio, anuncia un desenlace, que a su vez puede ser otro principio, y sin embargo el azar tal vez sea el juego de un caprichoso Dios, que dejó el mundo sin terminar y quiere evitar el aburrimiento. Esto es como una paráfrasis lejana de otra paráfrasis lejana de Borges, que a su vez también comenzó y terminó en algún lugar. Creo que lo interesante de no decir exactamente las cosas como fueron dichas o escritas, es que indica cierta forma de internalización de conceptos.

Tu papá vino al país a los 13 años de Siria. Esa antigua Mesopotamia, tiene en su haber una cuna de agricultura y ciudades tempranas. A la vez que proyecta la figura de Gilgamesh y el astrolabio (el precursor de la brújula moderna). Supongo como muchos que eran inmigrantes, y en los primeros pasos de su adolescencia, cargado de expectativas sobre un lugar siempre fértil en posibilidades. Vino de Homs, que es la tercera ciudad en importancia de dicho país, después de Damasco y Alepo. Su presencia, no presencia es una constante en lo que escribís en tiempo presente, en tinta fresca. Por lo que entiendo, hay dos formas de anhelo y voluntad interior de que alguien esté con nosotros. La de un familiar o amigo que tiene un trato cotidiano cerca o lejos nuestro, pero sabemos que está ahí. Y la del que ya no está, el tiempo y ciertas circunstancias lo han puesto en otro nivel que lo vuelve inaccesible a nosotros. Dado el segundo caso, para el que crea, desde cualquier lenguaje, hay una posibilidad y un “poder secreto” de convocatoria. Es ahí donde se juega un poco a ser una deidad también. Explicame un poco ese ver, ese “Te veo”.

Z.K.-Evocar es reproducir momentos de una realidad vivida. ¿Al ser parte de una construcción, son entonces reales? Se re-construye desde la no presencia. Esa evocación es el llamado al otro que no está o ya no es, y es al mismo tiempo; que es uno mismo y es otro. “Te veo” es un juego identitario que va más allá de lo físico. Para mí, la escritura es identidad, esto es así aún si hablamos de imaginarios. El padre, (mi padre) es parte de esa identidad. Está en presente porque ya no es sólo la figura paterna (que fue) sino la construcción de la misma en el momento de la enunciación. Pasa por lo tanto a ser una creación ficcionalizada, es la creación de un padre reconstruido, porque toda ficción, como la realidad misma, es una reconstrucción constante y cambiante.

"Esperando una fatalidad o un llamado del cielo"
                             
“Mi locura disuelve sombras”

A.L.-Tu poemario está dividido en tres partes. Psicogénica, Reminiscencias y Siete. Esta trilogía, tiene una unidad en la cual te manifiestas, (casi de epifanías o revelaciones). Propias y ajenas. Podría definirla como frágil, vehemente e incluso “under” a la vez, esto último en el sentido del que viene a decir desde un lugar no tan público, una forma de verdad o interpretación que no se habría planteado y que para la gente de a pie digamos, es “nueva”. La asociación en modalidad rizomática, ese tallo con brotes infinitos: “Haciendo rizomas como Deleuze, ésa es la verdadera forma creativa. Desde la literatura, no me hablen tanto de teorías filosóficas.” Como decía el entrañable Fabricio Simeoni, un poeta y filósofo rosarino, que ya no está. Creo que conlleva un primer plano inevitable de exposición del Yo. Tu “Soy”, “Heridas”, “Cayendo”, etc. Como cuando arrancás y tomás impulso desde “Psicogénica”. Entonces, hablate, contate un poco.

Z.K.-Pienso en la/el poeta como alguien que levanta un megáfono para decir y decirse, de una forma u otra, y que éstas pueden ser explicitas, a veces y encubiertas, en otras. Este ser creador de la palabra, y desde esa palabra, de un lenguaje preciso y exquisito, se encuentra atravesada/o por lo empírico. En Rizoma hay mucho de mí, pero, también hay una infinidad de imaginarios que no fueron parte de mí y que ahora lo son. La ventaja de escribir es, quizás, el poder jugar constantemente con la realidad. Sin embargo, se puede decir que la experiencia de “Rizoma” es en gran parte un recorrido por un mapa íntimo, y que, creo, puede ser atravesado sin problemas por cualquiera. Es posible que en ese recorrido, los ojos del otro/a, de alguna forma, me estén atravesando, y que, también, se estén atravesando a sí mismos/as.

“Jueces y algunas cuestiones después del absurdo”

A.L.-Se dice de Franz Kafka, que tenía como filósofo de cabecera a Kierkegaard (el primer existencialista), el de “La herida mortal”. Que es un poco el “maestro del absurdo” en la literatura, como de Chirico vigilando los pasos de Magritte en la pintura. O Man Ray en la fotografía. Avisaban y anunciaban al surrealismo Su reloj era solar, y la hora confusa, tal vez era de noche. A la vez que señalaban jueces que nunca dictaban sentencia, y por lo tanto signaban incompletitud e imposibilidad de finales. Explicame un poco “tu silencio que no puede ver”.

Z.K:-¿Dónde se esconde el absurdo? Sísifo camina y enuncia. En cada paso lo escuchamos, susurra una y otra vez, y vuelve a empezar. Albert Camus me enseñó a leer entre líneas, a descubrir, para después ver que queda. Los jueces, son la condena. Hay dos opciones (en el existencialismo) después de descubrir el absurdo (Camus), el suicidio (“Los Jueces”) o la alineación (“Algunas cuestiones después del absurdo”).

No es mi silencio, es el silencio del otro, lo que no se dice, no se muestra y por tanto, no puede ser visto:

“Construiste

un poema de silencio

para no verme.”


“Sexo y París”

A.L.-Para los extranjeros, si vas a Francia, y puntualmente a París “la ciudad de las luces”. Si se forman grandes amistades y quieren quedar bien con vos, te sugieren llevarte por ejemplo “chez Irene”, a la casa de Irene o donde corresponda. Se los suele “adoctrinar” con tres oraciones. Tenés que decir: Je suis seul. Je suis celibataire. Je voudrais coucher avec toi. O sea, estoy solo, soy soltero y me gustaría acostarme con vos. Por cierto esto no es nuevo, se lo dijeron en su momento a Jefferson, a Sarmiento y también a Francisco de Miranda, conocido como el “venezolano universal”. (Por cierto su nombre está escrito en el Arco del Triunfo, siguiendo una orden de Napoleón.) ¿Qué sería entonces lo irreverente, el “Coger en París” que vos escribís?

Z.K.-No necesariamente lo irreverente tiene que tocar la idea de la sexualidad, a veces, la intimidad descansa en los lugares comunes y es, quizás, ahí donde más se encuentra. La irreverencia es la poesía, es ese cuarto, “la luz de la ventana”, el paso del tiempo, lo familiar. París es cualquier lugar y es, a la vez, la expresión de un deseo, del deseo, marcado en el mapa.


Zaida Kassab
                                           
“Reminiscencias”

A.L.-Las “Reminiscencias” tienen un principio “con puños cerrados”. Tus reminiscencias, esos ecos ajenos que se sustraen, se abstraen y de alguna forma se diluyen y se absorben, para luego repetirse. Se supone que son congénitas, o sea, que nacieron con nosotros. Heidegger hablaba de un constante estado reminiscente o algo parecido. Él hablaba del “ser interpretado”. ¿Tu actitud reminiscente sería?

Z.K.-Es aquello que me sobrevive, el resultado de eso que fue y que hoy me vale para rememorar, desde una memoria imprecisa pero fuerte y dolorosa. Ese dolor desde mis “reminiscencias” se vuelve poético o, más bien, encuentra lo poético hasta en aquello que pudo ser atroz. He mirado por detrás de mi hombro, fui devorada por aquel imán devastador, y me desprendí para seguir ese camino que recrea aquello que miramos por sobre el hombro.

”Siete, los sentidos desatados, actriz y fotografía”

A.L.-Se suele decir, lo decía Ingmar Bergman entre otros, y también algunos artífices del cine iraní como Kiarostami, que la obra en sí (se referían a una película), adopta el cuerpo, el sentido y el contenido, desde el espectador. O sea, desde su subjetividad y su historia personal, que incluye educación, sentimientos, etc. Al cumplir su función de receptor, “completa” la obra. Y por cierto le da sentido, que no es poco. Creo que esta actitud en la poesía es muy fuerte. Decime que intenta “Siete” y de paso aplicamos este concepto de manera general. Hablame de tus gustos en literatura, pintura y cine.

Z.K-Siete es el hoy, es la semana, lo cotidiano, mi cotidianeidad, aquella que es atravesada por las imágenes, la fotografía, la actualidad, la problemática que nos circunda desde la femeneidad. Es una condena y un proyecto, una semana desde la poesía.

Literatura, pintura, cine. El surrealismo, como corriente artística, me apasiona pero no es la única. Podría enumerar algunos artistas en pintura y fotografía para graficar mis gustos en general como Salvador Dalí, Frida Kahlo, Antonio Berni, Kandinsky, Edward Hopper, Mauro Cano, Magritte, Jimmy Lawlor, Jaroslaw Jaśnikowski, Mike Davis, Joel Rea, Henry Asencio, Christian Schloe, Catrin Welz, Tetsuya Ishida, Javier Arizabalo, Andrew Wyeth, Paul Roberts, Steve Mills, Jason Degraaf, Enrique Sobisch, Vladimir Fedotko (fotografia), Jan Saudek (fotografía), Cindy Sherman (fotografía), Marcos López (fotografía), entre otras/os.

Del cine disfruto bastante, es quizás una de las actividades de ocio que más me pueden relajar, y he podido disfrutar desde directores clásicos como Andrei Tarkovski, Krzysztof Kieslowski, Martin Scorsese, Stanley Kubrick, Alfred Hitchcock, Roman Polanski, Luis Buñuel, Roberto Benigni; hasta algunes más actuales como Darren Aronofsky (Réquiem para un sueño, Pi, La fuente), Danny Boyle (transporting), Jeff Nichols (Take Shelter), M. Night Shyamalan (El protegido, Fragmentado), Mélanie Laurent (Galveston), Tim Burton (El gran pez), Shane Carruth (Primer); creo que la lista es demasiado extensa como para seguir enumerando. Pero me olvido de mencionar cine argentino, como Campanella y la muchacha a la que hiciste la crítica ficcionada de su novela. Es enorme Vera Fogwill, como actriz y guionista.


"Rizoma".Zaida Kassab
                                        
Con la literatura me encontré de casualidad o causalidad, más bien, fue debido a la pobreza y el aburrimiento que esta producía, no teníamos plata para siquiera tener cable, y decidí leer. Curioso que a los catorce años por iniciativa propia una joven se disponga a ello, pero así fue. Recuerdo que me encontré con la biblioteca cuando caminaba una de esas tardes perdidas en el pueblo del interior de Santiago del Estero, en el que en esos momentos vivía, entré como quien entra a un lugar desconocido, con mucha curiosidad y busque a Sabato, un autor que una maestra de primaria una vez nos hizo ojear (anécdota aparte). De Sabato leía todo lo que la bibliotecaria me permitía llevar. En dos días, el fin de semana, el tiempo en el que esos libros eran míos, los devoraba. Sabato fue mi primer amor literario y a él le siguieron otros/as más. Creo que la lista es también extensa, tanto en poesía como en narrativa, y que debo nombrarles, algunos/as solo para no ser desleal, y así, a Sabato le siguió Adolfo Bioy Casares, Mario Vargas Llosa, Miguel de Cervantes, Gabriel García Márquez, Franz Kafka, Juan Rulfo, Fiódor Dostoyevski, Silvia Schujer, Roberto Fontanarrosa, Margarite Duras, Roberto Arlt, Albert Camus, Mario Benedetti, Herman Hesse, Simone de Beauvoir, José Saramago, Aldous Huxley, Chéjov, Eduardo Perrone, Roberto Bolaño, Arturo Perez-Reverte, George Orwell, Samanta Schweblin, Mariana Enríquez, Gabriela Cabezón Cámara, Osvaldo Soriano, Horacio Convertini, Haruki Murakami, Clarice Lispector, Alejandra Pizarnik, Antonio Porchia, Nicanor Parra, Cristina Peri Rossi, Silvina Ocampo, Hugo Foguet, Alfonsina Storni, Olaga Orozco, Juana de Ibarbourou, Inés Aráoz, Osvaldo Bossi, Elena Anníbali, Irene Gruss, Stevie Smith, Juan Gelman, Ida Vitale, Oliverio Girondo, Sylvia Plath, no son, por supuesto, todos/as pero son los que más he disfrutado.


"Lágrimas". Zaida Kassab. Óleo sobre madera 91 x 130 cm
Fotografía, Susan Sontag

A.L.-En la revista “Vogue”, Sontag publicó un ensayo sobre la belleza de la mujer, llamado “Belleza de mujer”. Está dividido en 10 puntos. En el octavo, ella dice lo siguiente: “‘Los privilegios de la belleza son inmensos’, dijo Cocteau. Para estar seguros, la belleza es una forma de poder. Y con razón. [...] no es el poder para hacer, sino para atraer. Es el poder que se niega a sí mismo.” Ella hace todos estos planteos desde una perspectiva feminista que acá volví más “neutral” para analizar los aspectos intrínsecos de la cuestión. Por lo tanto, podemos decir, que ella reconoce a la belleza como forma de poder (habla de la belleza estética). Pero después interpreta que la belleza no hace, sino que que está ahí para atraer, por lo tanto se autoniega. Ella, muy profunda en ideas, parte de esta cuestión desde una crítica social. Ahora, en un mundo que crea mucho más desde el sufrimiento que desde de la felicidad (tan parecida a la belleza), como si en el segundo caso tuviera miedo de “alterar” un estado de “perfección” y en el primero se desesperara por tratar de llegar a la orilla y no reconocer una realidad que no se desea. Dame tu opinión sobre belleza, felicidad, sufrimiento. Semejanzas y negaciones.

Z.K-No creo en la belleza física de las personas basadas en estereotipos comerciales que se han impuesto y que no criticamos a veces. Si creo que se puede encontrar belleza hasta en lo más simple y cotidiano. Pienso que existen distintos tipos de belleza, y hasta distintas formas de percibirla. Encuentro belleza en la cotidianidad, en la simpleza de las palabras o en la complejidad de las mismas, en la naturaleza, en los pinceles, etc. Es bello todo aquello que se me presente como tal para mis sentidos. No podría tener una opinión cerrada de lo que entiendo por la misma, tampoco creo que exista una sola definición de ella, al fin de cuentas ¿qué es lo bello? ¿Cuántos poetas fueron seducidos por la belleza de la muerte, y es acaso bella la muerte?

No es lo mío hablar de tópicos como la felicidad y el sufrimiento, prefiero dejarlo para los filósofos, gente que sabe versar sobre lo que otros saben vivir.

Fin del proceso de revelado y autosemblanza elíptica

A.L.-Terminó el proceso de revelado, y es una foto tuya. Definamos la foto con tres palabras que le surgen a Zaida Kassab al verse a sí misma en una imagen.

Z.K.-Mujer, artista, guerrera.



Zaida Kassab viste palabras
                                                    

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