4/4 (primera parte). Alejandro Leibowich



Syd Barrett



Alejandro Leibowich


Suena el timbre, me vestí tan rápido como pude. Esto del frío crea tales conductas en uno, rituales totalmente inútiles. Resultaría tan gracioso verse desde afuera en imagen acelerada, tratando de encontrar las llaves, los gestos y un gracias, deje el sobre. ¿Dónde tengo que firmar?

Hay astillas en el piso, estoy descalzo, aunque igual no siento dolor dado el caso. Caminar es mundano, ni sé que es caminar. Voy a ir al espejo, quiero verme sonreír.

Tomar algo caliente tal vez me ayude, es extraño el calor, un anestésico que llena vacíos, en realidad nada. Tres fotos sobre la mesa. ¡Qué hermosa qué es! Me conmueven sus ojos verdes. Esas esmeraldas, piedras persas sin nombre. Ese perfil perfecto, esos labios que pronunciaban las palabras que quería oír. La voz se me quiebra, ahora todo se nubla, debo estar llorando. Sin embargo la imagen, lo que se ve y el recuerdo, de alguna forma se enfocan, son fieles. En el sillón, Luis dejó la guitarra, tal vez, si me acerco a ella. El sol está saliendo o ya salió. Escucho el plástico de la púa. El ritmo es un refugio.

¡Cuánto frío que entra de golpe! Luis otra vez, con Mario que están pateando la puerta. Se oye una risa fuerte. Estalla el volumen en la televisión. Negras en 4/4. Aburrido. ¡Qué canción más estúpida! Debería encontrar un sentido en todo esto. Yo aprendí en algún lado que el sentido está implícito. Que las acciones no ocurren porque sí, algún orden superior está guiando mis pasos. Me gusta pensar así, eso del orden superior o lo que sea. Al menos no me hace sentir tan solo. Mientras se escuchan ruidos de cristales que chocan, y puedo dar certeza de que estoy triste, aunque, ¿definime la tristeza? Bah, tristeza burguesa de panza llena. Pero, no, algo falla. Algo está mal. No, no quiero perder lo que trataba de explicarte. ¿No te molesto? Mi última intención sería herirte. Dejame que te explique, pero es difícil, todo pasa muy rápido en mi mente. No sé bien a qué asirme. Como espectro, como sombra furtiva, secuestrando espacios que ya no sé si son míos. ¿Te dije, que te agradezco que hayas confiado en mí? No, no, realmente te lo agradezco, es muy difícil confiar en alguien hoy en día. ¿Vos crees que ella se acordará? Algún instante, algún infinito segundo. Ella es tan estructurada. Tiene su rutina meticulosamente calculada, ahora debe estar estudiando. Sé que tiene que presentar un trabajo. Yo estoy acá, desayunandome el silencio. Sin embargo, acá está lo más importante, y lo pierdo, lo pierdo. Las palabras son huecas, ¡qué consonantes más inútiles! Quiero descansar en el piso, o tal vez algo caliente para tomar de nuevo. Es todo muy triste: ¿Cómo explicarte? Pero tampoco quiero torturarte desde este averno tan inconmensurable.

Sonría por favor, sonría. Quiero verte sonreír. ¿Por qué sonreímos? ¿Es realmente una pregunta simple la que estoy haciendo? Mueca inútil. Por favor no te sientas sola. No, No. ¿Pero qué más puedo hacer? Buenos días, buenas tardes, buenas noches. Pueden darse la mano, el instante selló nuestras presencias. Te presento al destino, seguro serán buenos amigos, sólo los separaría la muerte. En serio te lo digo, no creo ser un mal tipo, es que se me distorsiona todo. Diablos, me duele la mandíbula. Ni que me hubiese golpeado fuerte. Te voy a repetir me repito, la existencia es repetición, ritmo, tres acordes, siempre lo mismo. ¿No dicen que el hombre es un animal de costumbre? ¡Qué triste esto de las frases hechas! Último recurso, del que ya no piensa. No soy una persona religiosa, pero, ¿puedo rezar con vos? Claro, está el problema de que tampoco sé rezar. Es para sentirse acompañado, ¿viste eso que te contaba antes del orden superior? No tengo religión, no sé qué es eso. Es sólo que. Por favor, por favor. Respirar se siente bien, ¿qué otra cosa puedo hacer? Todo se vuelve automático. Alguna vez estuve en la cresta de la ola, pero sin saber qué es eso tampoco. Hielo, hielo. Agua, agua. Tiene que haber alguna salida.



¿Por qué sos tan buena conmigo? Si vamos al caso yo no retribuyo nada. ¿Vendrás a mi entierro? Sonría, por favor sonría. Gracias, gracias. No sé que agradezco, pero bueno. Todo comienzo es ilusorio. Es la imagen del despertar, es cuando creemos que amanece, pero es tan triste. No, no. Insisto, no quiero ser inquisitivo, pero ¿por qué sos tan buena? ¿Cómo te pagaré esa comida? Soñar con dragones no alcanza para pagar. Nunca te dije, nunca te dije. Una persona sin secretos es aburrida. Yo soy aburrido, vomito la realidad. No, no me entendés, el tema es que no me conocés. Ni siquiera yo me conozco, pero eso no importa. Crear sobre la cresta de la ola, como cuando antes, antes. Un crescendo permanente. Somos hermosos perdedores. Recuerdo verte dormir. Era mucha paz la que se sentía. Pero tu respirar, no el mío. Realmente estaba conmovido, ¿serían esos ojos esmeralda? Temo equivocarme, la gente está muy sensible. Todo es tan susceptible, y no paro de cometer errores. Ella debe estar estudiando. No voy a llamar para molestarla. Por favor, no. ¿Vendrás a mi entierro? No, no. Yo te quiero, creo que me arrancaría el corazón por vos, creeme, la verdad mucho ya ni me importa. Respira, respira. Tranquilo, si, estoy tranquilo. ¿Puedo verte sonreír? Por favor, por favor. Y recemos, recemos fuerte, no tengo idea de como hacerlo, pero hagámoslo. Te dije, todo se repite. “Animal de costumbre”. Frases hechas. No sé. ¿Mejor no pensar? Eso no existe. Las ideas estaban dispersas, pero al discurrir del discurso, si existe tal discurso, se van diluyendo. Es como que se filtra lo que sobra, y queda lo que realmente importa. ¿Y qué es lo que importa? Ana firma con tres seudónimos distintos sus canciones. ¿Realmente alguien lo notará? Yo lo noto, yo lo noto. Luis me trajo una cerveza. Sonría, sonrío. Luis no es un mal tipo, realmente le tengo aprecio. Pero tiene un gesto que no me gusta, algo en sus ademanes se exagera. ¿Me tiene lástima? Mario es medio pelotudo. Pero bueno, están saqueando la heladera. Me estoy prendiendo fuego, me quemo, me quemo. El ser humano es indivisible, y humano, humano. Un remolino que se va por el desagüe, es agua, sólo agua. ¿Te importa eso? ¿Te importaba ayer? Sigue habiendo astillas en el piso. No entiendo el dolor, pero duele, las voces tienen extraños ecos. Escucho intervalos de cuartas justas, todos secuenciados. Se pierden, me pierdo. Reconstruyo la realidad a partir recuerdos, o los recuerdos me reconstruyen. ¡Qué asco! No tolero la cerveza, pero no quiero quedar mal con Luis. Gracias, Luis. ¿Vendrás a mi entierro? No, no quiero ser directo, tal vez digo estupideces. Pero viste así soy soy yo. Está buena esa campera que te compraste. Sonríe, sonrío. Todavía están ahí esas tres fotos. Las descripciones son una basura, son injustas. Miráme, miráme, ¿estás ahí? Realmente te quiero ojos esmeralda, piedra persa sin nombre. Sueño perdido. Ahora sólo sueño con dragones, y eso no alcanza para pagar. Ella debe haber terminado de estudiar. Debe estar tomando un café con sus amigas en el bar de la esquina. Ana usa tres seudónimos diferentes y yo me doy cuenta, me doy cuenta. Por favor, por favor. Debo estar llorando, pero el recuerdo y la imagen no se nublan, ahí está ella. ¿Te dije cuánto te quiero? A los muertos los entierran desnudos. No, no, nadie se entera. Pero bueno. Estuve en la cresta de la ola y somos hermosos perdedores. Gracias por ser tan buena. Pero insisto, ¿por qué sos tan buena? No podré pagar la comida. No podré, no podré. Me duele la mandíbula, y sonría, sonrío. Ahí tenés la guitarra. Escucho el plástico de la púa. 4/4. Aburrido. ¡Qué canción más estúpida! Por favor no te olvides de mí. No, No. Hay una aislación momentánea. Es una chica de sociedad, no la molestes, estás a la miseria. ¿Vendrás a mi entierro? Luis, estoy llorando. Soy más pelotudo que Mario. No, que esto es un bajón, realmente, creeme. Para creer no tenés que entender, hace frío, hace frío. Tomaría algo caliente. No, voy a vomitar con esa cerveza. ¿Qué es ese gesto? ¿Acaso te doy pena? ¡No seas hijo de puta!, ¡no, no, no saquen las fotos de ahí! ¿Qué es una ilusión? Las palabras no sirven para nada. La gente se la pasa decodificando signos inútiles. Eso está escrito en el viento, en el viento... Algo se rompe, no importa. Tan silenciosa, ahora debe haberse acostado a dormir. ¿Será justo incluso pensar en ella? Cuidaré de tus sueños, velaré tu reposo. Sólo yo trato con dragones. Sonría, sonríe. ¡Qué gesto inútil! Los seres humanos, me dan asco. Pero con vos es distinto, hay un umbral mágico. No me vas a escuchar, voy hacer la vigilia en silencio, en silencio. Recursos se invaden, en un velo azul, estuve lejos pero he vuelto. Creeme, creeme. ¿Vendrás a mi entierro? Todo se repite, todo. De vuelta, otra vez.






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