Cuatro cuerdas del rock platense: Julio Rigoli. Alejandro Leibowich



Julio Rigoli
Alejandro Leibowich

"Siempre hay que tratar de ser el mejor, pero nunca creerse el mejor" (Juan Manuel Fangio)



El pasado te puede remitir a la Universidad, su buffet y al costo de un café y un tostado. Todo pasado, es en cierta forma un lugar seguro, visitado, revisitado, ahí está. En realidad no cambia, los que cambiamos por el paso del tiempo somos nosotros. El tiempo presente es siempre desafío, y también un arriesgue porque implica futuro.

-Estamos en La Plata. ¡Hola, Julio! ¿Cómo va todo? Al beat de la fecha, ¿cómo es más o menos un día a día, en la vida de un músico de estos lares?

-Hola, Alejandro, muy bien… el día a día lo llevamos entre ensayo, horas de tocar el instrumento, a veces trabajando de cosas que no tienen que ver con la música, y sobre todo en mi caso particular, que es lo que más me gusta, tocando mucho en vivo y grabando.

-Un tipo, un pensador alemán llamado Erich Fromm, decía que el nacimiento no era un acto, sino un proceso. Creo que tenía bastante razón, no sé qué te parece a vos. Te voy a preguntar por dos nacimientos y dónde tuvieron lugar, no importa si hablamos de una patente geográfica, o de ideas que conllevan una vocación. Geografías. Vos naciste en...

-Yo nací en La Plata, pero toda mi infancia la pase en un pueblo rural muy lindo llamado Comodoro Py, y mi adolescencia en Bragado, a 200km de Buenos Aires.

-Ideas. ¿Cómo llegaste a La Plata y dónde nace la música como un anhelo profesional?

-Llegué a La Plata a estudiar, pero sin tener una idea muy clara de lo que quería hacer. La música como profesión se va dando de a poco, a medida que voy tocando, estudiando y me doy cuenta que le tengo que dedicar un tiempo importante, para estar contento con mi manera de expresarme… Más que como mi profesión, yo considero la música como mi forma preferida de expresarme y comunicarme con los demás.

-¿Hubo un aprendizaje por cuenta propia hasta antes de los estudios especializados? ¿Profesores que armaron un poco el camino? Siempre hay un poco de ambas cosas, ¿no?

-Un poco de todo, empecé a tocar en grupos y a medida que necesitaba mejorar recurrí a profesores como Octavio Soria o Chelo Fridman.

-Llegamos a las cuestiones universitarias y/o terciarias. Por la UNLP anduvimos todos, al menos un todos bastante nutrido. Pero contá vos. ¿Por dónde estuviste?, seguro no sólo por Bellas Artes, que remite al buffet del comienzo de esta entrevista.

-En la Facultad de Bellas Artes estudié un poco de Compo y Educ. Musical, no era por ahí lo que buscaba, pero aprendí muchísimo e incorporé un monton de músicas que desconocía. Después estudié en EMU, donde tuve grandes maestros, como Ricardo Cavalli, Quique Roca, el Pollo Raffo o Alejandro Herrera.

-De todos estos lugares tus impresiones, aprendizajes y referentes a manera de sinopsis.

-Como te decía, en Bellas Artes realmente aprendí mucho, es un lugar de excelencia y donde hay una gran exigencia, para lo que en ese momento tal vez no estaba preparado. Pero tenés acceso a grandes maestros que realmente te marcan, (aunque no se note, jaja). Pepe Angelillo, por nombrar alguno, y descubrí una paleta de ideas y herramientas que me abrió el panorama de una manera radical. En Emu, fui a buscar herramientas técnicas, y es el lugar para hacer eso de una manera bastante rápida.
                                  



-En ruta. Habláme de “Interior”, año 2006. Del lugar que ocupa el jazz en tu actividad artística y en tu forma de pensar y encarar la música.

-Es un disco que grabé en un momento de búsqueda personal en el que quería tocar mi música. Venía de tocar con Emiliano Handula el saxofonista, en un grupo donde versionabamos standars y veníamos de tocar mucho, de temporada en la costa, en restaurants, hoteles. Y quería dar un paso más. Es un disco que me gusta mucho y creo que logramos sacar lo mejor de nosotros en ese momento. Después el proyecto se diluyó, ya que a veces es difícil aunar voluntades, y yo reconozco no ser muy sociable ni hábil para convencer, jaja. En este momento no estoy tocando jazz, escucho bastante y creo usar elementos de eso en algunas de las cosas que compongo o en mi manera de tocar, no estoy seguro.

-Tocaste con el guitarrista de "Jazz Manoush", Federico Felix, en un trío que formaron con vos en el contrabajo. Con esas cuestiones armónicas y rítmicas, y el fantasma de Django Reinhardt a cuestas, ¿qué podés decir? ¿Desde dónde podés decir que piensa la armonía alguien como Felix?

-Felix es un guitarrista de un nivel extraordinario, es una pregunta un poco compleja para mí… Creo que está tratando de sonar bien en su estilo por ahora. Buscando un lenguaje propio, pero tomando como partida la lectura armónica de Django, sus mismos acordes. Por ejemplo, reemplazar los maj7 por maj6, las líneas de bajo suenan menos cromáticas que las lineas de jazz más moderno.

-El rock. ¿Cómo te manejaste en estos años? Bandas, grabaciones, lugares visitados.

-Bueno, en el rock es donde he tenido más actividad. Toqué durante bastante tiempo con John Macinerny, en un tributo a Elvis Presley. Donde recorrimos bastante el país. Luego con "Flavio Casanova Rockaband", con Mcinerny y Casanova. "King Country", una banda de country music, en su momento, casi única en Argentina. Con "MACH", y estoy tocando en "Ideologema", que podría decir, es mi proyecto artístico principal. Después también grabo mis canciones, pero casi por capricho, para que quede constancia, jaja. También formo parte de grupos de Blues y Swing como "The Furiosos Club de Swing", "Coctel" o "Leo Marin Tango Billy".

-”Hay personas que tienen la costumbre de manifestar sus puntos de vista mediante ‘bombas de estruendo’. Hacen restallar las palabras como si fuesen látigos.” Eso es de Henríquez Gratereaux. Estamos hablando de "Ideologema", por lo tanto de semiótica y de una banda, ¿Cómo está integrada y cuáles son sus intenciones?

-Así es. El nombre "Ideologema", lo eligieron los chicos antes de que yo entrara. Creo que remite a la puesta en practica de lo ideológico. La banda esta integrada por Ivan Castelli, en teclado y voz . Su hermano Pol, en guitarra y voz. Y Maxi Ortiz, en batería y voz. Yo toco el bajo y también hago algunos coros. La intención es llegar a la mayor cantidad de gente posible, que se conozca el trabajo que realizamos.

-El blues, para muchos la canción del jazz. ¿Cómo te manejas en el 12/8?

-Si, tal cual, me siento cómodo en la forma de blues. Me permite pensar en lo rítmico, en el swing. No soy de ese palo exactamente, pero me divierte mucho tocarlo, sobre todo en la onda T Bone Walker, Little Walter o lo que llaman Jump.

-Ok. Bailemos sería...

-Ok. Bailemos, es la historia de un tipo al que no le gusta bailar, pero no le queda otra, jaja. Es el capricho de grabar y cantar mis canciones. Dejar de pensar en que debería hacer y que no y hacer lo que tengo ganas.

-Participaste en un disco con Victor Bertamoni, de Estelares. ¿Cómo es la música que proponen y cuáles fuentes la nutren?

-Grabamos un disco con Victor Bertamoni y Fernando Samalea. Que todavía está en etapa de producción, tal vez salga en unos meses. Son temas instrumentales de Victor, que tienen un color country, no me animo a encasillarlos. Tal vez suenan un poco inspirados en guitarristas que admiramos, como Bill Frisell y Jim Campilongo.

-Vos tocás bajo y contrabajo. ¿Qué entendés por tener buena técnica en un instrumento, y qué por tener una “voz” propia?

-Mmm…qué pregunta difícil… creo que para tener voz propia es necesario tener una buena técnica, tal vez no es necesario ser virtuoso, pero sí dominar cierto aspecto técnico.

-Desde los diferentes estilos que componen el espectro musical, y que transitás como intérprete o como escucha, ¿qué autores admirás, y por qué?, esos que te resultan icónicos por decirlo de alguna manera.

-Uh...a muchos, lo reduzco a dos que están vigentes. Soy muy fan de Hugo Fattoruso y de Liliana Herrero... Creo que son artistas que manejan un lenguaje propio, que son sofisticados y a la vez simples, vas a verlos en vivo y te mata. Te puedo nombrar a Spinetta, Eduardo Mateo, Bill Evans, Steve Swallow. Pero también a Lito Nebbia, Axel Kryeger, García. Sería interminable la lista de gente que escucho y que me inspira, influye y conmueve.

-El arte es una especie de Pangea, una especie de continente primitivo que es en sí un todo. Entonces, por ejemplo en literatura, ¿tenés algún referente?

-En literatura, me gusta leer relatos cortos últimamente. Cuentos. Me gusta Borges, Abelardo Castillo. Soy muy fan de Lucio V. Mansilla (sí, jajaja). Hace mucho que no retomo, pero Marechal me impactó en su momento. Intenté hace poco con Macedonio Fernández, pero no entiendo nada, jajaja.

-¿En cine?

-Veo muchas películas. No tengo algún referente en especial, lo consumo como entretenimiento. A veces me engancho con películas que me inquietan. Soy fan de algunas de cine argentino de culto como "Invasión", (1969, Hugo S. Muchnik). Que está inspirada en un cuento de Borges y Bioy Casares, o "La gran Felicidad" (1966, Carlos Borsani), por poner algún ejemplo.

-Nos vamos despidiendo, ¿tenés algo para rematar la entrevista?

-Agradecerte, Alejandro, por invitarme a contar un poco de lo que hago, y dejar un saludo para los amigos de Anecdotario Urbano… un abrazo.

-¡Abrazo, Julio! ¡Nos vemos!


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