Marisol Sales Giménez: nuevas perspectivas sobre la "teoría del iceberg". Alejandro Leibowich


Marisol Sales Giménez

Alejandro Leibowich

Habría dos formas de viajar en el tiempo, una sería con la mente, y la otra de manera física. La primera no implica la noción de espacio, no lo necesita, la segunda obviamente sí. Después de leer material de Marisol Sales en el que su discurrir creativo resulta notable, lleno de mundos que crean más mundos, y personajes que intentan salir incluso de sí mismos con la posesión de superpoderes. Me termino remitiendo gente como Verne y Wells como precursores, al menos “espirituales”.
“Me gustaría viajar en el tiempo” le decía ella a Bel Carrasco, en una entrevista del periódico “El Mundo” en 2016. La palabra distopía subyacía como actitud temática en estos autores, incluso antes de ser aplicada como categoría y estilo. Verne por dar un caso recibía informes científicos actualizados de primera mano, para dar una solidez “teórica” a sus ficciones. Teniendo en cuenta que aún es una adolescente, Sales tiene una velocidad de reacción y respuestas que ya la hacen parecer pisar al menos los 24 años. Sin embargo no puede evitar seguir siendo una adolescente. Eso inevitablemente durará aún unos años. Marisol por la elección de estilo narrativo y formal de obra ya tiene una tetralogía, me obliga a remitirme a autoras que no conocía, como Kiera Cass (U.S.A) y Kiertin Gier (Alemania). Ella si bien escribe para todos, en los adolescentes tiene un impacto más fuerte. “Empecé como una escritora de 14 años, que vende libros para personas de 14 años, con personajes de 14 años. No finjía ser adolescente, lo era”. Marisol no gestó algún tipo de magia, simplemente usó su voz, lo más genuíno e interno que uno posee, y lo más potente en alguien que crea. Se valió de lo que suelo llamar “mirror efect”. El efecto espejo sucede cuando sentís que te estás leyendo a vos mismo. El poder que esta cuestión genera es tremendamente fuerte. Y en apariencia resultaría una fórmula sencilla. Hoy en día, la idea del “inconsciente colectivo” del suizo Carl Jung, también parece sencilla. Sin embargo: ¿Cómo una persona, que es inevitablemente individuo, y por etimología es indivisible, puede sin embargo tomar un gran enjambre de subjetividades y desde ella darles voz? Adentremos de manera muy breve en lo biográfico. Al menos en mi caso no puedo entender completamente una obra, sin conocer algo sobre el autor, y su medio, su contexto de vida dado que leerlo es un poco respirar el mismo aire. Marisol Sales es una valenciana de 18 años, estudiante de Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid.
Entendió ya su vía de expresión con la escritura a los 12, sin esperar que con las letras, que subrayan palabras, construyen oraciones y significados desde las imágenes e ideas que generan, pasado un lustro, ya tendría una tetralogía. Por el momento lleva 11.000 ejemplares vendidos, de los que 6.000 corresponden al primer libro. Ya es lectura obligada en más de 70 centros escolares. El ayuntamiento de Alfalfar, que es la localidad que vio nacer a Marisol, con su alcalde Juan Ramón Adsuara como efecto disparador y apoyo de primera hora la llevó a Carmen Amoraga, la directora General de Cultura y Patrimonio de la Generalitat (premio Nadal 2007). Remitiendo un poco al inspector Poirot, Amoraga entrevió el “Caso Sales” por la prensa local y decidió “aprovechar” su acervo cultural. Ya por octubre Marisol estaba en el primer stand de la Generalitat en la Feria de editores de Frankfurt, en compañía del presidente Ximo Puig. Por cierto, Sales adora a Agatha Christie.

A.L.-“Cualquiera que sea la cosa que se quiera decir, hay sólo una palabra para expresarla, un verbo para presentarla y un adjetivo para cualificarla. Hay que buscar hasta haber descubierto, esta palabra, este verbo y este adjetivo, y jamás contentarse con ella más o menos, jamás recurrir a supercherías, incluso felices, o a payasadas de lenguaje para evitar la dificultad”. Esto lo decía Guy de Maupassant, creo que en vos gestó una sobrevida y está bien presente. “Mi pasión por la escritura y, con ella, La Noche Roja llegó meses más tarde, gracias a una redacción que escribí para clase de castellano. El primer capítulo de la primera entrega de Las Crónicas del Ángel fue el trabajo de clase”. La pasión es uno de los motores más poderosos de los que tengo noticias, sino resulta ser el más poderoso que adopta distintos nombres. Te decidiste por hacer obras de largo aliento en ese momento, entonces hablame desde La Noche Roja. ¿Cómo nace una trama, sus secuelas y cómo se forjan los personajes?

M.S.G.-La Noche Roja nace, como bien has subrayado, tras una redacción que hice para clase de castellano. Esa redacción es, ni más ni menos, el primer capítulo de la primera entrega de Las Crónicas del Ángel. A partir de ahí la curiosidad se apoderó de mí y empecé a hacerme preguntas “¿Por qué tienen superpoderes? ¿Quién es su enemigo? ¿Y sus aliados? ¿Cuántos planos hay?”. Hasta el capítulo 18 de la primera entrega no me di cuenta que estaba escribiendo un libro y que además me estaba gustando.
Todos los personajes surgen tras las preguntas que me iba haciendo a mí misma. En el capítulo 18 de La Noche Roja aparece por primera vez Agnes, un enigmático personaje que me atrapó de tal forma que quise darle más continuidad como antagonista. Para ello debía haber una segunda parte porque en La Noche Roja aún no es antagonista. Después me di cuenta de que Patry, Idrick y Angélica también debían tener secuelas donde ganaran importancia. Así que así surgieron las secuelas: cada libro tiene unos antagonistas con un modo de operar y pensar diferente al resto. Además de un libro a otro siempre pasan unos tres meses como mínimo.


                                                
-Vos bien remarcás que los escritores, así como los músicos o cineastas, agregaría yo, no tienen una universidad para formarse. Si bien hay instituciones que promueven estas actividades culturales y dan
herramientas, la creatividad, y la historia personal generan de por sí una institución propia en el autor. La misma se vuelve algo así como un fragmento privado de su propia vida. Borges, uno de los mejores escritores del siglo XX, decía que un autor dejaba vivir dentro de sí su obra, para que él mismo pueda tramar su propia literatura. Estoy haciendo una paráfrasis de su poema “Borges y yo”. Él dividía ahí al autor de ficciones del que podías ver haciendo sus actividades diarias.
Sin embargo, no dejaba de aclarar que eran la misma persona. Hay un nexo así, que podría interpretarse como el lenguaje mismo, que resultaría el todo. Vos como influencias mencionás a Shakespeare, Kerstin Gier, Federico García Lorca, Agatha Christie y Edgar Allan Poe.
Todo es lenguaje, independientemente de la estética, estilo y escuela, cada uno de estos autores podría ser título de un tratado, sea el mismo de dramaturgia, poesía, terror o policial. ¿Cómo “usa” un escritor todo lo que ellos nos brindan desde sus obras?

-Todos ellos son escritores y escritoras que hacen vibrar algo dentro de mí, algo que no puedo describir con palabras. Sus personajes tienen muchísima más profundidad de la que ellos te dejan ver, ninguno de estos autores da puntada sin hilo. Como bien dice la teoría del iceberg de Hemingway, hay mucho, mucho más de lo que ellos narran. Los espacios en que se desenvuelven sus historias son enigmáticos y dejan ver el mundo interior de los personajes y… ¡Menudo mundo interior tienen todos! Desde viudas hasta asesinos, desde reyes hasta policías, desde viajeros en el tiempo hasta personajes atrapados en el suyo. Son obras que cuando las acabas te quedas con la sensación de saber algo más, como si en tu cerebro se hubiese abierto otra puerta inexplorada. O al menos así me siento yo.


-En “El diccionario del Diablo”, Ambrose Bierce desde una entrada nos da esta definición: “Racional, adj. Desprovisto de ilusiones, salvo las que nacen de la observación, la experiencia y la reflexión”. A ese diccionario entre otras cosas le pusieron ese nombre no en alusión a algo satánico, sino al tipo de humor e ironía que expelía su autor. ¿Vos qué opinás? ¿Se puede plasmar en una obra un mundo onírico, que resulta una fuerte carga eléctrica inconsciente de las ilusiones, sin dejar de olvidarse que pisamos la tierra?

-Por supuesto. La literatura tiene el poder de transportarnos, no solo en el espacio y en el tiempo, también a realidades que no existen. La maravilla de escribir fantasía, como es mi caso, es que no tienes límites y el lector se deja llevar por ti sin juzgar si es verdad o mentira lo que está pasando. El lector asume que el protagonista tiene superpoderes, que sus mejores amigos también tienen, que convive con brujas, vampiros y hombres lobo y que su mayor enemigo es Satanás. Incluso si de la nada apareciese alguien montado en un pegaso se lo creería (siempre y cuando hayas mencionado anteriormente que en ese mundo existen o no hayas cerrado las puertas a que no existan).
Grandes novelas surgen después de sueños y no solo del personaje, sino también del autor. De los sueños pueden salir las escenas más originales y personales de un escritor.

-Entre otras cosas Gabriel García Márquez, un futuro colega tuyo en el área del periodismo, decía que si bien la ficción se alimenta de la realidad, ésta última termina superando a la anterior. Vos escribís distopías, ¿Cuál sería tu opinión? Creo que ahí él hablaba más desde su faceta de cronista del día a día.

-Estoy de acuerdo. La realidad siempre supera a la ficción. Lo que es ficción el lector sabe que es mentira, que el autor ha creado un espacio y unos personajes para, entre muchas otras cosas, entretener y entretenerse. Sin embargo, la realidad nunca sabemos por qué camino irá, no podemos predecir nada.


                                                                  
-Desde lo que es el séptimo arte, o sea el cine, veo que te gusta mucho James Cameron, Robert Zemeckis y Joe Wright. También escuchar bandas sonoras y autores destacados para inspirarte. Por ciertas ficciones en las que estoy trabajando, estoy bastante involucrado con lo que hace la compositora e intérprete Anoushka Shankar, que es la esposa de Wright, y entre otras cosas compuso una canción de cuna bengalí para la banda sonora de “Anna Karenina”. Tennessee Williams, el autor de la dramaturgia que derivó en el guión de “Un tranvía llamado deseo”, entre otros, opinaba que el cine era la musa que había expulsado a las otras del Parnaso. Particularmente no comparto su opinión, que  considero que incluso atenta contra él mismo. Creo que cada musa actúa de manera perfectamente articulada e independiente cuando lo necesita. Y coactúan en conjunto cuando es requerido. Hablame de cine y música y qué tiene que tener un autor para llamar tu atención.

-Como pasa en la literatura, un buen espacio, tiempo y personajes. Que sea capaz de transportarme, de hacerme sentir miedo, amor o cualquier sentimiento que experimente el protagonista. Que me tenga a la expectativa y que quiera más, aunque la película haya durado tres horas.
Respecto a la música me gustan las bandas sonoras épicas, que parezca que narran grandes hazañas y que inviten a soñarlas o crearlas. Por influencia de mi madre, me gustan mucho las bandas sonoras que te transportan a tiempos remotos y a paisajes que, seguramente, hoy en día ya no existan.


-Una vez hablando con la escritora María Kodama, le comenté sobre un prólogo que había hecho su esposo, Jorge Luis Borges. Era para una colección de sus "textos selectos", salió en todos ellos, son libros, forman una biblioteca. Él llamaba a eso selecciones, pero también usó para otras colecciones el término "textos cautivos", (sería análogo a que la mente los retiene, y no los deja escapar). La cuestión es que decía que el azar en realidad nada es arbitrario, que aunque no lo sepamos, tenemos libros que nos están destinados. Pero lo decía de esta manera: "espero que sea usted el ansiado lector que este libro tenía como destino". ¿Crees lo mismo? ¿Hay libros que inexorable nos esperan?

-Sí que lo creo. Yo misma lo he experimentado. Con 12 años me aficioné a la lectura, tras muchos intentos fallidos, hasta que llegó a mí “Rubí” de Kerstin Gier. Desde entonces no he dejado de leer. Sé que “La Ratonera”, “La casa de Bernarda Alba”, “Macbeth” o “Marina”, entre otros, eran libros que estaban esperándome. Espero que lleguen muchos más que sean capaces de cambiarme los esquemas tal y como hicieron estas obras.

-¿Podrías describir de manera ligera cómo es un día tuyo?

-Dependiendo del día. Paso mucho tiempo haciendo esquemas de la universidad, estudiando y, cuando tengo tiempo, veo alguna serie, salgo con mis amigos o escribo. Intento hacerlo todo todos los días y la mayoría de veces lo consigo. “Hay tiempo para todo” es una frase que me define bastante bien.
En verano es una rutina muy diferente. Suelo pasar la mayoría de mañanas, unas cuatro horas, escribiendo. Aprovecho para ponerme al día en series y películas y disfrutar de la gente que quiero. Más de la mitad de mis novelas las escribo en verano.

-Si podrías eternizar un momento de tu vida. Detenerlo, congelarlo, como hace una fotografía ¿Cuál sería?

-El primer día que mi gata Kissy llegó a casa. Mi hermana tenía cuatro años y yo diez y ambas estábamos entre nerviosas y felices por tenerla en casa. Nos llevó años convencer a mi padre de tener un gato y finalmente el 14 de febrero de 2010 Kissy llegó a casa. Kissy no es solo mi gata: es la protagonista de mi cuento infantil “¿QUÉ HAY EN LA CHISTERA?”, personaje importantísimo en la saga de “Las Crónicas del Ángel”, mi logotipo como escritora y mi firma interna en las novelas. Kissy aparecerá en todas mis novelas con mayor o menor importancia como marca personal.
Sin ella ahora todo sería muy diferente. No es mi mascota, es parte de la familia.

-Muchos escritores, por ejemplo Julio Cortázar, se autorrealizaron reportajes, creando con esto una especie de subgénero literario. Pero esto fue en el siglo XX. ¿Cómo ve esto, alguien como vos, nacida en el 2000, e inmersa en la carrera de Comunicaciones?

-Son los precursores, personas que no tenían miedo a innovar y que han dejado huella para las generaciones futuras.

-¿Qué es y cuál sería o debería ser la función del libro?

-Cada libro, cada autor, tiene una. Yo intento hacer sentir, que el lector pueda aprender algo nuevo, que se entretenga y se olvide de su mundo. En todas mis novelas hay mensajes animalistas, ecologistas y de igualdad a todos los niveles (género, edad, raza, procedencia…).

-Para ir terminando, además de agradecer a tu padre por ser nexo, y por su amabilidad, me gustaría preguntarte: ¿Cómo se ve la Argentina desde allá?

-Desde España Argentina se ve muy bien. Personalmente me encantaría poder visitarla algún día (no muy lejano). Tengo varios amigos argentinos y me cuentan maravillas del país, ahora solo me queda poder verlo con mis propios ojos.

-En pocas palabras, para concluir, y desde el corazón de Madrid, donde estás ahora: ¿cómo se vive en España actualmente? Un deseo para todos que te venga a la mente con mucha fuerza sería...

-Actualmente se vive mucho mejor que hace unos años, aunque eso no significa que todo vaya bien. Desde hace unos años siento que España está despertando y que se está manifestando por aquello que le pertenece por derecho y ley. No sabría cómo describir el ambiente que se respira aquí, quizá se respira cambio. Sospecho que dentro de muy poco aquello que no sabría describir ahora con palabras, tendrá su propio nombre.


Rosa Montero y Marisol Sales Giménez







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