Jackie, Present Perfect Scale (4). Diarios. Alejandro Leibowich






Alejandro Leibowich

Detrás del escritorio

A-Supongo que en Oxford esto no se enseña. Haganme el favor de cerrar esas puertas.

A un lado

B-Puede tomar asiento. Creo que siempre lo hace, ¿incluso no toca sentada?

A-Le pediría por favor un poco de tacto en el trato ya que ella bien o mal es una especie de embajadora en estos momentos.

B-La vida es breve, y no es gentil. No conozco de embajadores artistas, ¿qué es lo que hacen?, supongo que un hecho cultural no supera las ambiciones de una farsa.

A-No me atrevería a usar la palabra farsa. Sin embargo hay que reconocer que los artistas, valga más por lo músicos, son demasiado músicos para ser diplomáticos, para ser políticos. Tienen otra forma de entender todo.

En muchos lados.

Jackie-¿Pero entonces qué sería entender? El violoncello tiene el registro más parecido a la voz humana. Es mi voz, y yo puedo transmitir eso. Si usted no lo puede entender, es su problema.

A-Jajaja. La flema o el temperamento inglés a veces son mal dote. Ninguna herencia es infalible. Hay ahí como un fuego latino, y la temperatura de estos lugares tiende a subir. Como resulte debo decirle que opino que los artistas son personas desbordadas. Por lo tanto inestables y al mismo tiempo peligrosas. Necesitamos equilibrio, más en estos tiempos que corren.

B-Por sobre todo señorita... perdón, señora. Debe saber que de ahora en más todo acto, toda acción suya es un hecho político, una acción que condiciona. Es una fotografía en el periódico, un titular y una responsabilidad que debe aprender a llevar y que encima, le excede.

A-Incluso su pasado será visto de otra forma. Será otro pasado…

B-Una gran sombra desmesurada. No entiendo cómo esta gente pasa tantas horas jugando con los ruidos.

Sí, no sé, una foto es una foto. El blanco y negro son formas equilibradas de balance o tal vez desequilibrio. Una foto implica algo fijo, estático. Una mirada congelada. Un pasado detenido. Algo como eso no es sólo algo. Creo que no podría figurar ni en “The New Yorker”. Tal vez Sontag podría explicar aunque, no es lo mismo. Una forma de cuerpo, la fotografía como sujeto orgánico. El órgano que más cuerpo abarca, y protege o agrade. Como algo vivo, celular, en que todo circula. Pero es papel y es plano como la Tierra antigua. ¿Y por qué pensar en la polifonía, en Casals… ? Sobre todo por las suites, por Bach...

-El sonido no es el mismo. Los tiempos son interpretaciones y son verdades. Por supuesto, todas falsas. Pero sin algo a que asirnos, sin un suelo donde pisar. ¿A qué podríamos recurrir? Have you seen twilight? El presente es perfecto...

-...

-Siempre que lo veo creo que va a ser la última vez. De todos modos como cuando estudiamos cosas de contrapunto complejas. Las diseccionamos, las dividimos. son A, son B, ¿soy yo?

-...

-Ya sé que todos nos vamos a morir, pero no es lo mismo. Por cierto hay muchas muertes, y muchas formas de muerte. Te decía que al dividir los fragmentos quedan todos los comienzos, todos los finales.

Las formas de valor en realidad son las mismas, es cierto. Aunque no podría entender ciertas cuestiones. Y ahora aparece... El espejo más cercano me dice que no está ahí. Nada se proyecta. Y escribir esto…

-Podría escribir en los crepúsculos, ese fuego que a veces desborda y que es palabras. El blanco tampoco es blanco y el azul engaña. Nada es como parece.

“Una idea es una imágen”. Imaginar tiene ciertos riesgos. La recurrencia incluso es un riesgo, porque repetir es ver desde distintos tiempos. Desde distintos ángulos y desde distintas perspectivas.

-Casals tiene un sonido perfecto. También Rostropovich. Ellos son contemporáneos, si bien son distintos. No sé cómo juzgarán mi toque. Lo que puedo decir es que todo lo que nos rodea. Todo los muchos, los muchos lugares, los muchos tiempos hacen a las representaciones a los toques, únicos. El tocar en vivo es una forma muy extraña de estar dentro de estas verdades.

Un actor interpreta y representa. Sus posibilidades están reducidas a su propio ser. Persona, la máscara de turno. Un intérprete genuino está en comunión con su instrumento, todo Persona. Esa extensión amplifica y resuena en toda su representación, Porque un intérprete es su obra. La obra que en ese momento suena y es a la vez las lecturas que de ésta se puede tener.

-Era divertido robar los libros de Leimer-Gieseking sobre memoria a Ivo. Parecía un juego. Además de las obras de Piston que tuvo que aprenderse. La partitura se reproduce en la mente. Antes de sonar en la realidad, se está escribiendo. La guardo para mí. La obra soy yo. Jugar a los gestos, ¿a la envidia de mi hermana? Los espejos no mienten, si hay exageraciones o movimientos inútiles ellos me hacen culpable. Soy por cierto muy culpable y el sonido no sólo no se entera. Mejora.

¿Y entonces ahora qué sigue? ¿Qué hora es en la cena de Elgar? ¿Cuántos invitados secretos habría ahí? No creo en sonrisas fantasmas, pero no puedo negar que conmueven. Entonces estallar y tocar siendo descargas eléctricas. Una suerte de desbordamiento que…

-Es que nunca entendieron eso de que la música desinhibe. No sólo puede calmar o conjurar demonios. De todos modos creo que en alguna forma el sonido puede suspenderse. Ser la nada. Pero mientras dure, tendrá mi cinco sentidos en él.

No tolero ciertas acciones de divismo y estoy cansado de ciertos flashes en la prensa. ¿Por qué siempre hay que sonreír? Incluso cuando la gente te repugna, y por reflejo reacciona el asco. Voy a tomar algo frío, para eso sirve una heladera. Necesito algo real, aunque. Si me guio por lo lineal, por escribir esto. Hay un factor, un discurrir, un legato de tiempos.

-No son las grabaciones Ivo, al fin y al cabo los daños en el cuerpo también se escuchan, por más ediciones que hagan en Abbey Road. Puedo escuchar mis heridas. No son gestos, me refiero a ellas. Estamos hablando de otra cosa.

Chopin sonaba con menor tensión pero era la misma obra. Las tripas de gato. Los materiales condicionaban. La madera no es acero. Las cuerdas rectas tampoco son las cruzadas. El tráfico era menor. Mallorca no cura la tuberculosis. Sin embargo hay más silencio. Retrocediendo, Beethoven tenía ascendencia hispana, tal vez se aclare más el entender ciertas cosas. Las fuentes, los materiales se fueron cambiando. Encontrar en Londres un ingeniero de sonido fanático de Borges, y que en dos oraciones, más un hipercifrado gestual, explique “Funes”. Acá estamos grabando, por don Peter Brown. ¿? Grabar en cintas es ser un memorioso. Ser un intérprete es pensar. Ese es mi trabajo, y lo disfruto bastante, don. Soy Funes. Aumentó cierta combustión perceptual. Pero siempre un sonido será muchos sonidos. Sin embargo uno sigue siendo persona.


Per sona en las lenguas muertas, pero por todos habladas.

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