"Love In Vain". Alejandro Leibowich







"Las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias".

Alejandro Leibowich

El ambiente era andrajoso, tiempo rasgado, raggedtime. Si bien yo no sabía leer, podía entender y aprender de memoria mejor que cualquiera de esos sabelotodos. Siempre tenía el problema de ser negro. “Nigger” era una palabra que me habían dicho tantas veces que ya no me significaba nada. Era como si la lavandera la hubiese lavado, era la suciedad que ya no estaba, yo no soy culpable de que alguna gente piense. Yo estaba ahí sentado con mi guitarra. La memoria en los dedos es magnífica sabes, a veces parece que ella te lleva a tí y no tú a ella. Las últimas noches tuve sueños muy extraños, además de las discusiones con los vecinos. ¡Hey, imbécil deja ya de hacer ruido con ese cajón de manzanas! ¡Nosotros pagamos la renta al igual que tú!
La gente no sabe nada, componer es una necesidad, así como tú y yo nos tomamos ahora un trago, nos lo pide el cuerpo, ¿o no? Hago blues porque sino me muero, necesito contar historias. ¿Has visto llorar a una prostituta? Es el espectáculo más triste que puedes presenciar, y después dicen que soy un maldito que pacta con el diablo. Que me aprovecho de la gente, y no veo nada. Pero la gente que sé que necesita que le cuenten historias no comprende, yo no pacto, no hago pactos, detesto los pactos. Y puedo leer lo que estás pensando… No te estoy mintiendo, realmente puedo. En esos honky tonk donde las conejitas caminan en cuclillas dejando un raz, minas y petróleo todos son niños, no hay normas. Somos animales… ¿Robert, quieres sexo? No, es que quiero pensar, y si no lo consigo en silencio lo hago cantando. ¿Me entiendes? Y todo en la vida pregunta, responde y vuelve a preguntar, te van a responder… como en la iglesia el pastor. No es que seamos realmente un rebaño, somos continuidad. Las historias sobre “Leadbelly” son muchas, que estuvo preso, que era un cerdo con las mujeres, creo que uno que graba canciones lo protege. Ronnette me dijo que nunca lo vio bañarse, el cura bautista sabrá de eso. Justamente, el agua, pienso mucho últimamente en ella. Y el ritmo, es un rito extraño, escucho ritmo por todas partes, las ventanas que se caen a pedazos lo hacen cuando golpean juntas o fuera de lugar. También las puertas mal cerradas, el hombre del hielo, el que trae las despensas. Mientras gruñe la pared, como si la arañasen fantasmas invisibles, arrastrando cadenas que a veces… a veces hay ruido de metales en el suelo. El tren en la estación a veces resulta como una imagen fija. Humo congelado. Vas a tener que acostumbrarte a eso, más si aceptas beber y hablar conmigo… El diablo, ¿quién te lo ha mencionado? No creas todo lo que te dicen, no necesito ayuda de nadie, salvo un curandero, me duele un costado, aquí, mira, la costilla. Si me toco para veas el dolor, ¿puedes verlo? Si puedes, has entendido lo que es el blues. No sólo esas notas que los blanquitos llaman desafinadas. Blue note es un espacio que no todos pueden ver, y por eso no aburre tocar siempre de la misma forma, porque el secreto es la intensidad aunque el amor sea en vano. Creo en lo vano. Nadie me puede sacar eso, bueno, salvo la muerte. ¿El diablo? El otro día estuve llorando solo. Sí, yo, te da risa. Las maletas medio podridas en el suelo ahí quietas, me provocaban eso. Cuando el tren deje la estación yo ya no estaré, sí, no estaré. y ¿a quién le puede importar?
No podía tolerar el calor, me quité el sombrero, disculpa eso. ¿De verdad lo notaste? Qué notable, yo mismo casi no lo noto. Pero la mirada ahora se volvió fría, apagada. Pero ahí estoy, aquí estamos, ¿puedes escuchar el motor en marcha del ferry?
En el 37 grabé “Love In Vain”, en esos discos rápidos, acetatos. Un solo micrófono, grande, más grande que el del sujeto que tiene la emisora local aquí en San Antonio. ¿Cómo cabrán todas esas notas en esos pequeños surcos, en esos espacios que parecen nada y giran? Uno va haciendo un molde con su sonido. Si sale mal el patrón puede enojarse, y eso que te graban por centavos. Soñaba con el agua, un comienzo... aunque también con que sostenía las valijas. Las mismas que me hacían llorar, ja. Es gracioso, y antes te decía. ¿Te puedo llamar amigo? Es peligroso ser amigo del diablo, estás avisado. No, no hay problema. Sólo quedará lo que yo digo. Eres un interlocutor “invisible”, jaja. El otro día el pastor imaginó a San Agustín en el infierno, “el fuego todo lo purifica, el fuego todo lo purifica”. ¿Y qué sería la pureza, sino una elegante forma de negar lo que estamos viendo ahora?
El agua tenía algo, le habían echado algo. Y las cajas de estas guitarras son de madera muy mala, las mata la humedad. La gente rural, es tan sencilla, tal vez su aliento a ajo resulte ser lo más interesante. ¿El odio incluso dices? Eso es aún más sencillo de entender, te lo explico así: tú me entiendes desde lo que tú puedes retener. Yo no te trato a ti como animal. Pero un animal cuando interpreta algo lo va a interpretar como animal. Sí, sí, te dije que cuando en los honky tonk las conejitas caminan sobre sus rodillas todos son como animales. Pero es como un lugar de juego. Entiende tú, cuando yo hago canciones, el blues es mi lugar de juego, como esos corrales para niños, ahí son como dioses. Y no trates de explicarles ni corregirles nada. Son los dueños del lugar. Pero no como algo comprado, sino como algo que se comprende. Y nunca he visto comportamiento más sincero en un juego que el de una foxy lady cuando lo hacemos. Porque ahí no hay mucho que esconder, en realidad nada, incluso si se miente. Somos niños y eso no dura demasiado, incluso cuando te esfuerzas, jaja. No para lo que yo entiendo por durar, ¿qué diría el diablo? ¿Te has conmovido alguna vez con una persona cuando sonríe? ¿De verdad me lo dices? Eso no me lo enseñó ningún demonio. Me lo enseñó el pensar en voz alta, si no puedo pensar en silencio. No toco ni una nota más ni una nota menos, ni más rápido, ni más lento. Tengo dos pulmones, aire y las cuerdas para cantar. ¿Habría alguien más que yo haciendo lo mismo mañana? Nací en Clarkdale en el Mississippi. Dicen que ya mis padres discutían mucho, siempre el dinero fue un problema. Fue allá por 1898. ¿Puedo poner algunos recuerdos míos en tu mente? Sí, sí, claro que se puede no pongas esa cara. Y no hago hechicerías. Te diré por qué creo que hago lo que hago. Yo persigo lo que no se puede conseguir, lo imposible. Algunos lo entenderán como cosas extrañas, el diablo, llámalo como quieras. No por tener grandes manos los acordes suenan más fuerte, sólo un idiota puede creer eso. Menos en una guitarra. El blues rural es un paisaje mío, el otro día el pastor que sabe muchas palabras me aconsejó que lea más para poder contarlo mejor. La verdad no sé, le creo, debe tener razón. Pero leer... Aunque entiende, creo que tú y yo tenemos algo en común, y parpadea por favor, que no estoy muerto, jaja… Lo que quiero decir es que los que queremos contar o crear algo, es porque perseguimos lo que no existe, el amor en vano es eso. No es quedarse ciego, no es Jefferson y la cárcel, por Dios… Cierto, algo estuvo mal ahí, lo estoy mezclando, Leadbelly, pero ¿acaso no fueron dúo? Cuando se toca y se es dúo se es una sola persona. Una sola persona carga los ángeles y los demonios. ¿Y acaso te parece que me estoy moviendo? Te digo que estoy perfectamente quieto, la ceniza no se cae, soy como estatua de pueblo. Atiende bien porque en cualquier momento dejo de hablar. El que hace un blues es porque anhela lo imposible, sabe que no está ahí, pero se niega a aceptarlo. Entonces seguirá así por el resto de su vida, con esa parte oscura, la que nunca va a poder alcanzar. Le va a decir, jaja, sí, esa parte le va a pedir cosas, hasta cuando esté muriendo, pero hay cosas que no se pueden alcanzar. Es una parte maldita, eso es el diablo…

Cuelga el cigarrillo del labio inferior del tipo, y despierto, fue un trance. Mi estudio está saturado de pedidos y de una mañana que se va cargando de ruido. En cualquier momento llega una banda local para grabar un tema viejo. Viejo como esta foto que me observa sin ver, que se va desdibujando, perdiendo color, ¿se desvanece? Keith está tocando el timbre, el portero no lo atiende, y esto es un primer piso acustizado. Los sonidos se acortan. Sin embargo se escuchaba el diálogo entre Cooder, Wyman y Richards como una especie de intercambio de palabras mudas. Tendré que bajar a abrirles yo, no sé qué habrá pasado, los sesenta me resultan muy cargados de sensaciones, demasiadas para mis sentidos. Además recién empiezo en este trabajo, pero sé que lo de estos ingleses va a ser un cover que hará historia, y no es la primera vez que los escucho. Todavía puedo ver a Brian Jones tocando guitarra slide en un pub de Londres, debe haber sido el primero en toda Inglaterra en tocar guitarra slide, y si no lo digo yo, que lo digan sus biógrafos, algo que me dice que tendrá muchos.


Robert Jhonson


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