Leyendas. Cristian Casadey


Glenn Gould

Cristian Casadey


Desalojo


Se enfrentan cara a cara. Se miraron fijamente. Él estaba harto, cansado. Un aire de superioridad lo inflaba hasta la médula. Tragó saliva. Respiró hondo. Gritó: -"Fuera de mi vista!"
Adán echó a Dios de la tierra.


Los guantes


Afrodita, diosa del amor y la belleza, se lastimó las manos con unas espinas mientras perseguía en el bosque a Adonis. Oyendo sus lamentos, las Gracias, tres divinidades menores del panteón griego que otorgaban a los hombres prosperidad, acudieron rápidamente. Para evitar que se repitiese la situación unieron delgadas telas y crearon los guantes.


Terremotos y maremotos


La tradición occidental afirmaba que el gigante Encelado había sido atrapado en un extraño calabozo por los dioses bajo la isla de Sicilia. En sus intentos por liberarse se agitaban las tierras. Otra versión cuenta que Tifeo, prisionero de Vulcano en los profundo del volcán Etna sacudía la isla en su lucha para escapar.
En cambio, para los antiguos indígenas de las islas de Bali y Borneo es en el lomo de un inmenso búfalo en donde se apoya el planeta. Los terremotos se producen cuando el mítico animal cambia de postura. Similar es la historia para los japoneses en donde un dragón reemplaza al búfalo mientras que en Mongolia es una tortuga al igual que para algunos aborígenes de América del Norte.


Meleagro y el jabalí


En la antigua Grecia reinaba en la ciudad de Calidón el monarca Eneas junto a su esposa Altea. La prosperidad de su comarca se debía gracias a la protección de la diosa Diana que garantizaba riquezas y abundancias lo que suscitaba la envidia de los vecinos.
Los reyes tuvieron un hijo al que llamaron Meleagro. Eneas, ocupado constantemente en guerrear contra sus enemigos descuidó el culto a Diana quien se vengó cruelmente enviando un jabalí que asolaba la región.
Meleagro convocó a cástor, Pólux, Teseo, Piritos, Peleo y Telemón, sus tíos maternos Plesipo y Toso y a Atalanta, cazadora de Arcadia para acabar con la bestia.
Atalanta fue la primera en herir al animal el cual atacó y dio muerte a dos de los cazadores y casi a todos los perros. Victorioso, Meleagro logró terminar con el jabalí y ofreció la cabeza y la piel a Atalanta por haber sido ella la primera en lastimar al feroz cuadrúpedo.
Los tíos maternos de Meleagro y algunos cazadores envidiosos quisieron emboscar a Atalanta para robarle los trofeos. Meleagro enfurecido los castigó con la muerte. La reina Altea recordó la predicción que le hicieran las Parcas quienes mostrando un tronco que ardía en la chimenea dijeron que Meleagro moriría cuando dicha madera se consumiera. Queriendo vengar la muerte de sus parientes la soberana arrojó el madero al fuego y el príncipe fue atacado por una infernal fiebre que persistió al mismo tiempo que la combustión. Altea, presa del remordimiento fue transformada por los dioses en la hembra de un faisán.

El gran Ovidio relata esta leyenda en su Metamorfosis y Dante Alighieri se refiere a la misma diciendo: "Se consumió al mismo tiempo que un trozo de madera".



"Meleager en Atalanta". Jacob Jordaens


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