Ana Frank, estereotipo y persona. Alejandro Leibowich



Ana Frank


Alejandro Leibowich

Phármakos y la panacea
La fracción podía medirse en un segundo. El sol enardecía, ardía de no estar estando. Evitaba la huída, todo lo iluminaba sin permiso de rincón en sombra. Los complotados y el séquito de conciencias también. Un segundo era la máxima sobrevida de la esperanza. Aunque en esa época no se conocía reloj alguno, salvo el solar o el de arena. “Corranse por favor, decía imponiéndose a los codazos”. Un puño dio con un azar no tan inesperado en pleno rostro de una cuestión humana. Le destrozó el tabique y la cara explotó de sangre. Se pudo escuchar el quiebre. Un crack muy audible, incluso por sobre las voces que enardecían el aire. “Tendría que pegarle, pegarle tanto pero tanto, y tan fuerte, tan rápido y con tanta precisión que lo haría desaparecer". He aprendido a dirigir la violencia. Es que tengo una misión, y también una función. Salvar a la gente, salvar almas, y sobre todo curar. Pero todo tiene un precio, y alguien lo tiene que pagar. De todos modos esto sucede muy rápido. Aunque me he olvidado de lo que es la piedad, y si no fue así, ella se olvidó de mí. La verdad no me importa, repetir realidades es una forma de revelación. “Traigan al tullido. Traigan al esclavo. Al criminal". Bramar y escupir al piso, ésta es la tierra que hay que limpiar. El odio de sus ojos se había vuelto santo, incluso invitaba a la redención. Gélido era el sepulcro calor, y tanta gente gritando. Era la pequeña plaza de faena, vigor de muerte. El cansancio está justificado en la anulación de lo inútil. La fuerza humana es un arma que se hace medio y recurso. La presencia de un rito de estado. Los rangos en cierta forma se respetaban, en la ceremonias de purificación, que son las que están destinadas a asegurar el bienestar y la buena fortuna de comunidad.

Al phármakos, como chivo expiatorio que resultaba, se le azotaba, pero en ocasiones como ésta se lo lapidaba hasta la muerte. La idea era destrozarlo y anularlo. una forma extraña de comunidad se unía en la labor, de una u otra forma. La raíz etimológica de fármaco es chivo expiatorio. Con el tiempo, cuando Grecia abandonó la práctica de los sacrificios humanos, hacia el siglo VI a. C., la palabra pharmakos se transformó en phármakon, significando entonces "medicamento", "veneno" o "panacea".

El mal desapareció. Se ha anulado, porque el olvido fue una forma de asesinato, o por la demolición de huesos. Se encontró la salvación.

El sitio web de la discordia en el ágora de Internet
En la actualidad la complicación, una complejidad simple, radica en un frente de verdad que parece dual. Donde el bueno sería malo si el malo es bueno. Pero depende donde uno está parado. Entonces creo, que la respuesta está en la conciencia individual. En cada conciencia individual. Hay muchas cosas que no encajan. Creo que uno de los asideros está en la página, que por cierto no permite copiar texto. Es "El club de los libros perdidos". Así que vamos por partes. Tomemos primero la cuestión literaria de la obra, si parece bien. Ahí empiezan titulando erróneamente al Diario de Ana Frank como "novela". No es un dato menor. Una novela es básicamente una ficción, incluso las biografías noveladas, que entre sus padres modernos tienen a autores como Emil Ludwig. El padre de Ana Frank no era un escritor. Era un fotógrafo aficionado, de ahí que hayan sobrevivido tantas fotos de ella. Leí el diario hace mucho, y la verdad no con muchas ganas de hacerlo en ese momento. Se narran las memorias de una nena, preadolescente (10 a 12 años). Por cierto en ciertas partes cuenta cosas muy íntimas del despertar femenino. Sin embargo, un buen escritor, internándose en esta compleja psicología, podría salir bien parado. Ahí nombra a un tal Meyer Levin, con el que supuestamente el padre de Ana tuvo un pleito legal que ahí "documenta", y que perdió en favor del literato. En esa página, dice que la letra es de una persona de más edad, que se compararon cartas de Ana con el texto del diario y no coinciden. En todo el texto para dar más "certeza" a las fuentes se refieren a la calígrafa judía, el escritor judío, el juez judío, etc. Una manera de decir: "mirá que lo dicen los mismos judíos". Creo que es otro factor importante a tomar en cuenta. Porque genera un clima de "complot" judío, para perpetuar la memoria de una nena que supuestamente murió de ¿tifus? ¿dónde?. Eso dice ahí, se puede leer. Lo releí a menos tres veces, porque no podía creerlo. Sigamos, también dice que se la recuerda y se ha vuelto un mito por ser ¿judía? y que se olvida los muertos no judíos de la guerra. ¿De verdad se los olvida? Los homenajes a los caídos en la Segunda Guerra, que no son "judíos" se multiplicaron por miles a lo largo de los años, así debe ser y así seguirá siendo. Se insiste en que por una cuestión de "lobby" o "mass-media", víctima=judío , los otros muertos "no cuentan". Nadie los "lloró" y que no hay material literario, filmográfico, etc, sobre los "no judíos". Creo que que ahí hay una profunda desinformación "voluntaria", pero no importa. Por cierto, ya que estamos recomendaría algunas películas alemanas sobre la Segunda Guerra, empezando por "La caída" (Der Untergang) de Oliver Hirschbiegel. Tal vez una de las mejores películas sobre ese conflicto, desde una Alemania que se desgarraba de dolor. Costaba asumir un error de elección bélico, político y genocida, era 1940 en promedio. Le sumaría el libro que inspiró la película "Anónima": “Una mujer en Berlín” (Eine Frau in Berlin). Tiene ecos de Celine, buen escritor, colaboracionista nazi en la Francia del carnicero Klaus Barbie. La escritora de ese libro (basado en su diario), es Marta Hillers. Además de las miserias de su vida durante la guerra, detalla cómo los rusos violaban a las alemanas y a ella misma, claro. Resultan también interesantes las películas sobre Hiroshima, que podemos encontrar en versión “liviana” en obras de Kurosawa. E infinidad de canciones. Ciertas cosas se me dieron por distintas cuestiones. Hablo cuando puedo con una polaca y algunos alemanes. Ellos tienen una memoria bien consciente, sólida. Aprenden sobre estas cuestiones en sus casas de estudio. Y no quieren saber nada de un pasado nacionalsocialista. Como reflejo de Pavlov, evaden al tema. Claro que hay gente que somatiza una neurastenia insoportable. Están ahí, son los exegetas del pasado en tiempo presente. No los niegan ellos, (hablo de Europa en este caso), ni yo conociendo menos. Pero suelen hacerles un gran vacío, porque les avergüenza ese pasado de elegantes uniformes de la muerte, esvásticas, y flores de lis en la solapa. Concretamente no se toleran más eso.

La desolación en la pseudoreligión
Si entre los fieles creyentes hay personas de buena voluntad que no comparten ciertas cuestiones. Resulta un mérito del creyente, no una reverberancia o atributo de la religión. Por sobre todas las cosas, considero que la fe es una cuestión interna, independiente del credo del individuo. Soy agnóstico, para mí Dios está por sobre el entendimiento humano. Pero se puede inferir por ejemplo desde el budismo, saludar al Buda (guía y luz) que habita en el individuo. No se busca el común acuerdo. Ni ninguna clase de consenso ni general, ni personal. Conocí numerosos filonazis en mi vida, incluso tuve "amigos" que simpatizaban con ese tipo de ideas. Unos eran más toscos mentalmente y otros tenían cierta "argumentación" fundamentada más que todo en mitologías, principalmente de adopción germánica. Se encerraban a escuchar a Wagner y veían aparecidos y luces inexistentes, junto a niebla y submarinos. Un poco se ahogaban en ellos mismos. Wagner no tenía culpa real en eso, por cierto vivió antes de la Segunda Guerra, el nacionalsocialismo se apropió de su música. En lo que a mujeres respecta, “tenemos problemas para conseguirlas y no suelen entender nuestras formas y objetivos de vida”. Lo decía y reconocía hasta el 2002 (cuando murió), el mismo William Pierce. Una de las manos diestras desde USA, en mantener esta forma pagana. Su proyecto de reproducción de “pureza”, se complicaba. Pero la saga debe continuar. Su leyenda interna y compartida por gente de códigos difusos. Hace relativamente poco tiempo tuve algunos inconvenientes, con una persona que lucra hablando de la "leyenda de Hitler". Se documenta y escribe sobre "El hombre que venció a la muerte". Su editorial, ya que todo se vuelve negocio, es importante a nivel internacional. Biondini, por ejemplo, pone un retrato de Rosas que preside en su oficina. La "ideología" nazi y filonazi es un rejunte que va de madame Blavatsky, la cábala judía, la mitología nórdica y "su" interpretación de Wagner a odiar visceralmente al cristianismo. A Hitler le molestaban conceptos de conducta como "los diez mandamientos" o el mismo hecho que Jesús era judío, sin contar los conflictos que tuvo con sus oficiales cristianos creyentes, dado el planteo pagano nazi. Personalmente me importa muy poco que ellos usen esas cuestiones culturales. Me gusta mucho Wagner, podría decir que sé algo de él a nivel música. Leí a la esoterista Blavatsky, y me interesan las mitologías. Conozco el libro Degeneratión de Max Nordeau. Escritor de origen judío nacido en el entonces Imperio austrohungaro, que usaron adaptado los nazis para sus teorías xenófobas. Como sea, el vampiro y la víctima están condicionados por una logística operativa. La naturaleza humana en muchas cosas apesta, como bien se sabe. 

                                              
Lukasz Kamienski en su libro “Las drogas en la guerra” con un Phármakon plural y heroico
“Pero ¿qué ocurre con los guerreros y los soldados? Ambos se sacrifican por su comunidad y, a su vez, son sacrificados por la sociedad con el fin de obtener, ante todo, seguridad (esto es, en pro de la defensa y la supervivencia) y, a menudo, también prosperidad y felicidad (esto es, expansión, desarrollo y bienestar). Evidentemente, no son chivos expiatorios, pero están dispuestos a hacer sacrificios, incluso el más grande de todos: morir en defensa de su sociedad y sus valores. Son incontables los soldados que han dado su vida en combate, y la guerra debería ser vista como lo que es: el "rito colectivo" definitivo. Con todo, a lo largo de los siglos tanto guerreros individuales como ejércitos enteros han sido sometidos a mejoras farmacológicas de diversas y llamativas maneras. Y el phármakon se ha utilizado no solo para exacerbar la moral, sino también para incrementar su inclinación a sacrificarse por los demás".

Confía, el trabajo te hace libre
Pero volvamos a Ana. Murió en un campo de concentración, en su caso Auschwitz. Como toda la familia que tenía Kafka, otro judío. Tal vez en un futuro se diga que su obra, la escribió un checo que escribía en alemán llamado señor X. La verdad es buena amiga de los vencedores. Cumple horarios y turnos, cual buen empleado público. Su vida también debe ser rutinaria y aburrida, pero así es la verdad. Suponiendo en alta fiebre, que Ana Frank no escribió "todo" lo que se conoce como su diario, no creo que sea tan trascendente. Su pasado es real, vivió una tragedia, hay un documento que la atestigua. Si está "ampliado" por un profesional, la verdad, no sé... Creo que no quita la esencia del mensaje. Ni tampoco quita que Ana sí venció a la muerte.

Tengo algo que suelo llamar "certeza invisible". Recurro a ella cuando no dispongo de suficientes datos históricos. Pero sin embargo, hay fotos de Ana, hay testigos y una mujer (Miep Gies) que se encargó de esconderlos. También, alguien que se encargó de delatarlos, pagaban unas monedas por eso... La lectura es una "tecnología primitiva", exige un esfuerzo de decodificación, Los sentidos primarios, por ejemplo: vista y oído entran en contacto directo con la realidad de la música o el cine. Por eso resulta más "fácil" escuchar una canción o ver una película. Por cierto, estoy parafraseando y adaptando a Aristoteles a estas épocas. Siempre influye la subjetividad. Pero yo, aunque pasó tiempo de que leí el diario. No sé cuando, pero debería volver a leerlo. Recuerdo a Ana Frank reírse, pasar hambre. Llorar, enamorarse y contarlo con la corta edad que tenía. Con sinceridad y candor, tratar de explicar que se estaba volviendo mujer. La guerra sonaba y explotaba allá afuera de su escondite. El cielo se teñía de sangre y no era sólo un efecto visual. Fue una de las atrocidades más grandes que avergüenzan al siglo XX. Sumada a ciertas cuestiones en China, la ex URSS... Pero insisto, para mí la voz del diario es de Ana. No creo que ese escritor ignoto "judío" norteamericano, al que le atribuyen parte o toda la obra, tuviese el potencial psicológico, y emocional de un Jean-Paul Sartre. Más gravita la cuestión de que era un diario, no una novela, la íntima intensidad (la vida secreta), a un estudioso si vacila no se le escapa. Vuelvo a lo de la "certeza invisible", no me puedo deshacer de la subjetividad, nadie puede. Pero algo me dice (su lectura), que fue Ana Frank la que escribió eso, y quiero seguir pensando que todo el diario es de ella. Yo leí el testimonio de la breve vida de Ana, y a la vez en cierta forma retributiva fui leído por ella y esa fue mi mejor parte.

Sello alemán conmemorativo

https://www.elclubdeloslibrosperdidos.org/2016/02/la-fundacion-ana-frank-reconoce.html?fbclid=IwAR09TtrMmCErSPsn7NssptQNpVc0ur8W09ywm-G0tJOB7gkc2kprv1L-A_A

Ana Frank persona debe morir, Ana Frank estereotipada debe vivir (los verdaderos derechos de autor)
Decir en la actualidad Ana Frank, no es solamente hablar de una persona, el accionar de un medio sociocultural condicionado y condicionante alrededor de ella, es tiempo presente. Porque volviendo a la cuestión de Phármakos. Ana Frank, también es Sharbat Gula, es lo que hay que demoler, para garantizar la sanación. Sin embargo, hay un efecto antagónico, una suerte de reivindicación fotográfica casi. Justo en los casos mencionados se da, que nace primero en minorías, y luego se expande. A veces gente con cierto poder ayuda, pero el verdadero motor de estas cuestiones es la conciencia humana.


Los 11 principios de la propaganda de Joseph Goebbels

Principio de simplificación y del enemigo único.

Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.

Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.

Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.

Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.

Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.

Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.


Fuente: Ministerio del Reich para la Ilustración Pública y Propaganda (en alemán: Reichsministerium für Volksaufklärung und Propaganda)


Joseph Goebbels



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