El Necronómicon, Cristian Casadey




"-Es que para gente como vos que ve todo lo relacionado a religiones, incluso lo más primigenio, como objeto de estudio arqueológico, todo es distinto.
 -El culto a la tierra como deidad, es primario en muchas civilizaciones de este continente. La muerte no era necesariamente muerte, porque partía de un patrón que anunciaba la vida misma. Posteriormente hasta cierto tipo de antropofagia que se mantiene en el África primitiva, es un intento animista de eternidad.
-Puede ser, Bokassa podría decir que la eternidad sabe muy salada...
-Me refería a esta práctica entre parientes y ancestros directos."

Cristian Casadey
En la historia han habido libros que dieron mucho que hablar. Uno de ellos fue el Necronomicón (en griego νεκρονομικόv) libro ficticio creado por el escritor Lovecraft en sus historias sobre los Mitos de Cuthulu. Este pseudo grimorio fue revelado por primera vez al mundo en una carta que Lovecraft dirigió a Harry O. Fisher en 1937. En dicha epístola, el autor comentaba que el nombre de la obra se le ocurrió durante un sueño. En la propia interpretación etimológica que realizó Lovecraft explicó que a su juicio significaba "Imagen de la Ley de los Muertos" pues entendió que la última partícula -icon correspondía al término griego eikon.
En el Necronomicón se describen diferentes fórmulas arcaicas para contactar con seres poderosos de otros mundos, así como invocaciones y rituales para resucitar a los muertos y viajar a dimensiones desconocidas. La leyenda afirma que con solo su lectura provoca la locura y la muerte. El libro, en el universo de Lovecraft, se atribuye al estudioso árabe Abdul Al-Hazred quien lo escribió alrededor del año 730 D. C. También se dice que este personaje murió a merced de las garras de una bestia invisible a plena luz del día. El mito también cuenta que fue traducido al griego hacia el año 950, por lo que tuvo una gran difusión por aquellas épocas. Debido a esto fue condenado por la Iglesia en el año 1050. Olaus Wormius traduce el Necronomicón al latín en el año 1228, y esta es la versión que pervive en la actualidad, pues se ha dado por perdidos los originales árabe y griego.


La idea está muy bien desarrollada por Lovecraft, pues el Necronomicón nunca existió, y en repetidas ocasiones da fe de esto, pues lo repite varias veces en su correspondencia. Sin embargo es frecuente encontrar páginas de Internet dedicadas a esta obra y hasta versiones electrónicas o bien ediciones para la venta. Incluso el nombre del ya famoso árabe loco, Abdul Al-Hazred, era el apodo de la infancia que solía usar el propio Lovecraft, inspirado en los Cuentos de las Mil y Una Noches.



"Un sol crepuscular aunque todavía ardiente caía sobre las arenas del desierto. Entre las ruinas susurraba el viento. Susurro que se confundía con una voz. Extrañas palabras en una extraña lengua. Los mercaderes habían acampado con sus tiendas y dromedarios afuera, junto al oasis, a la sombra de las palmeras. No querían saber nada del llamado árabe loco. Había determinada superstición sobre aquel poeta que respondía en realidad al nombre de Abdul Alhazred. Por supuesto ellos no creían en tales cosas, se trataba de historias que se contaban para asustar a los niños, disparates inventados por una mente enajenada. De manera que no tenía sentido conversar con quien era imposible conversar.

En medio de las risas y del té los comerciantes escucharon gritos. Provenían de las ruinas. Al principio no le dieron importancia, pero más tarde los animales comenzaron a bramar, inquietos. Uno de aquellos hombres salió a ver qué sucedía. Esta vez los gritos no eran del árabe loco. Los demás fueron a ayudar a su compañero. Apenas podían concebir lo que observaron. El desdichado, que parecía flotar en el aire, estaba siendo descuartizado por unas garras invisibles. Después una colosal esfera surgió en el cielo rojizo de la tarde. El monstruo que no podía ser visto y su víctima ascendieron vertiginosamente hacia ella, y en lo que dura un parpadeo se desvaneció, como si nunca hubiera existido.

Según la leyenda, Abdul Alhazred había conseguido abrir las puertas de otro mundo, poblado por horribles y malignos seres. Asimismo estaba escribiendo un libro. El precio era muy alto, pues para cada página exigía un sacrificio a un oscuro dios, sellado con sangre humana."


Extracto sobre el árabe loco.



El Necronómicon en una edición de 1980




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