Eti, sensorialmente angustia. En el Cairo (2). Alejandro Leibowich




"Es sabido que Monet, veía mejor bajo las aguas, cuando estaba casi totalmente ciego"

Alejandro Leibowich


Había dejado las cosas cerca de la ventana. La ventana permite exteriores. Los libros, los ladrillos, las palabras, ¿Masada? Lo ajeno al cuerpo. Que yo le dije que caminar mucho cansa. No hay gran cuestión que debatir al respecto. Sin embargo Eti se estira. El brazo derecho junta al izquierdo. La nuca une sus manos, y cara al cielorraso se pone a pensar. Todo este tema de ser extranjera acá. Y Abubakar se la pasa en su mundo, o otros mundos, o en ninguno. 

-Tengo que decirte algo... tengo miedo. La verdad no sé de qué, ni siquiera puedo decir bien qué es o sería el miedo. Y sobre todo qué fue, porque yo no lo recuerdo. Abubakar, necesito ayuda, por favor.

Dejar el despertador en la repisa más alta, de unas cuatro, cuando se tema no despertar. O quedarse toda la noche escribiendo con una sordera de alto volumen.-¿Podés apagar la música, Eti? Si no lo hacés en quince minutos corto la luz. Sí, sí, me lo trajeron ayer. La misteriosa suerte de las mitologías invisibles, ¿no? Creo que la maqueta y el libro pertenecían a un tal Thompson. También los apuntes. Había estado investigando antes en África y Medio Oriente. Haciendo estudios de campo. Por cierto, tratando de entender lo que no se puede entender, como hacen todos los arqueólogos. Pero después, viene el tema de la historia que justifica todo. Estamos salvados. ¿Qué hizo Eti, hoy? No, que debe estar dormida. Sin embargo a esta hora se piensa bastante, y escucho el reloj. Lo que me decía Abubakar de las canciones, de escribir canciones. Porque como bien decía su tío, no eran poesías, eran canciones. ¿Cuál era la diferencia? Las Willamas se parecen a las Walkirias de la mitología nórdica. Al caer heroicamente en el campo de batalla. Los más valientes, los que realmente habían dado todo por su causa, eran recompensados con una vida futura. Nadie conocía esta mitología salvo los Thompson. Es que incluso Inglaterra toda, sabía que tenía un corazón. Un corazón que era el idealismo que latía. Sin embargo, como impensada piedra fundacional. Fundacional de idealismo, por lo tanto fundacional de muchas cosas. Latía, sí, secreta, en una casa en las afueras de Leeds, aunque podía ser Londres. Sophie habría dicho, es el clima de esas islas. Es la culpa de esa niebla. El aire que ahí se respira está enrarecido y provoca sueños de conquista. Así le ha ido al mundo. Sophie, solía tener razón, tal vez desde cierta perspectiva la tenía siempre. Sólo que podía olvidarse de ella misma, de cierto pasado que tampoco estaba exento de culpa, y en las cronologías privadas, de los que se atrevían a un mea culpa, se codeaba con los muertos. Abubakar siempre analizando todo, los cuádriceps. Cierto, son los que más se resienten en las subidas, en los claros de memoria romana o semita. Había un empuje en ese muchacho. Tiene algo de atractivo, no puedo decir bien qué es. Pero tampoco puedo dejar de sentirlo como un hermano. Aunque bueno, yo soy la rara, la exótica, la extranjera. La que no encaja con una forma de realidad, incluso pasados los años. Lo de las canciones, que sí, no son poesía. ¿Por qué Abubakar?

-Hay una estructura formal que hace a las palabras dentro de un gran significado, y un gran significante... A todo esto, ¿en qué año estamos Eti? Pero te decía, (el tiempo está como conjugado de manera múltiple, y envejecemos nosotros, y podemos revisar nuestro pasado. Que es individuo, que es nuestro tiempo, plural, de cuatro). ¿Y qué pasa con Safí?, seguro anda por mal camino. No el mal camino de Sophie, tanto espejo y maquillaje. Las cuestiones de Narciso ahogado. Sino mal camino de delincuente, incluso de criminal ¿es lo mismo? Un crimen implica quitar algo, algo vivo. Delinquir...Las canciones son como un soplo etéreo, por cierto, son el espíritu que habitó en lo que. Después vinieron los historiadores...Otra vez ellos. Y entonces Dadaísmo, Surrealismo, incluso Futurismo. Lo masificado del totalitarismo no quita cierta mística y espiritualidad, Marinetti sabía de eso. Incluso Mussolini al levantar el mentón y cruzarse de brazos sobre el pecho sabía que cargaba consigo toda la historia del imperio romano. O al menos, la parte más importante, la de los césares. “La patria del Dante y de Virgilio”. La canción tiene forma libre. Si alguien nos tomase a los cuatro desde afuera, un tercero múltiple. Podría entender que somos algo así como un continuo. Como una pluralidad individual. Me acordé de Conan Doyle por “El signo de los cuatro”. Y este tipo Thompson, se sentaría con su esposa en su jardín de las afueras de Leeds o de Londres a tomar el té de la tarde, y contar sus pretéritas caminatas de campo. El color verde y los cielos despejados distienden y animan un diálogo de ocio. El tema de los hábitos y costumbres. Algo que bien se iba a aprender Safí. Por su trabajo, y por su “trabajo”. Bueno, también a gano o desgano, Sophie estaba en otra forma en lo mismo. Un oasis es una ausencia de estado. Otro desequilibrio, y se puso a llorar. Puede entenderse, la ciudad para ella también estaba desierta. Una poesía se puede sostener por sí misma. Las palabras crean una construcción tan sólida que no necesitan auxilios externos. Mozart sin embargo, decía que la poesía era la hija obediente de la música. Creo que era por ser clasisista, y porque en realidad quería decir canciones. “Across the Universe” es realmente poesía, o sea, se vale por sí misma. Incluso podés sacar la música y sigue ahí. No hablamos de “Love Me Do”, en este caso. Además nadie va a cambiar mi mundo, ni el nuestro, ni el tuyo. No hablemos de canciones. En una grabación perdida Lennon habría dicho casi todo eso. Eso sólo se desgrabó parcialmente. Se editó, y se hizo palabra. Pero ahora viene usted, el que está leyendo el gran incendio, y tal vez no se dio cuenta. El fuego, no se puede controlar por lógica. O sí, pero, si existe una lógica ígnea, es autoconciente y te quema. Sólo él se entiende a él. ¡Eti, las horas están pasando! -Te sirvo algo para tomar Abubakar, y ¿podría ponerte una mano en el pecho? No seas mal pensado, quiero tener cierta noción de latido, que no sea el mío propio. Aunque no estoy segura de poder recibir o sentir mi propio corazón. Ni recibir, porque a veces siento que no tuviera sangre que me circule. Ni sentir porque, a veces, extraño subir, vos sabés. Las historias de Masada, cierto heroísmo que debería tener, y… Bueno, soy una extranjera. Las historias que no se conocen por más épicas y llenas de recuerdos de gloria que estén. Si no se conocen, no existen.

Cuando terminen de sacar la maqueta y los libros, los apuntes, y no sé que trajo Thompson, incluso de Lisboa. Tu latido parece normal, Abubakar. ¿Te han leído el destino? ¿Conocés algo del tarot de Marsella? -No sé, me identifico con una carta, sí. El ahorcado, el que aparece colgando de un pie. Ahí desde una rama esquelética de un árbol. Eti vestía un blanco transparente. Cierta taquicardia podría haber estado justificada, sobre todo por la forma de sus senos. Que bueno, sabían que la sabra, tenía pechos desafiantes. -Pero yo te digo, pero te dije todo. Igual no me importa, yo no. No puedo ver todos los futuros, aunque me parece que a veces en ciertas cosas hay uno solo. Y el tema de los hermanos. -Abubakar, tenés taquicardia.

-Lo vi en un sueño. Transpira. Se me suelen dormir los brazos, y no entiendo bien por qué. Aunque en ese sueño tal vez lo entendí y me entendí. La revelación o epifanía de un sueño, no debería quedar aislada. Cuando estás cerca del sueño, puede parecer una revolución. Al alejarse del episodio de estadio mental, te puede parecer la insignificancia suprema. Lo superlativamente vano. No lo voy a saber con certeza en el momento que pase. Porque los momentos decisivos revisten tal inminencia que ciegan la memoria. Un infarto de miocardio, lo leí por ahí. Dicen que no sentís nada. Sin embargo no estoy tan seguro.

Eti se llevó una mano, la misma mano a la boca. No por hacer silencio o llamarse a tal. Sino para besar la conmoción que había sentido, no directamente. Era su mano, y era también un poco él, que era parte de la multiplicidad individual. Fleming pensó en probar que la generación espontánea no existía. ¿Pero en qué se podía basar? La carne se convertía en larvas. Los gusanos eran los hijos predestinados de los seres vivos primarios. Sin embargo, si aislaba una porción de los cortes de carne que había dejado en el refrigerador. Generando un vacío, una nada privada. Algo podía cambiar. Pasó el tiempo necesario. Los gusanos no aparecían. ¿La inmortalidad? No, eso tampoco, la carne se estaba pudriendo. Igual que el corazón de Abubakar cuando estuviese el turno de la parca. Cualquier parca, la personal, la particular. La lectura es una tecnología primitiva. No es tan directa como la vista hacia la realidad mediata, o en segundo lugar el oído, partiendo de alguna metafísica. La decodificación del texto, y su posterior construcción mental introdujo al lector, un poco sagrado quizás justamente por no serlo en absoluto, en una forma de destino.







No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.