David Hume por David Hume







Conocimiento e impresiones:
  Todo lo que un ser humano guarda en la mente son percepciones. "Se dividen en dos -explica Hume en el Tratado de la Naturaleza Humana- que llamaré impresiones e ideas. Las diferencias entre ellas consisten en los grados de fuerza y viveza con que hacen huella en nuestra mente." Impresiones son las que aparecen a la mente de un modo preciso y vivaz; e ideas, las que aparecen de forma débil y evanescente. Las primeras nos llegan a través de los sentidos; las segundas, a través de representaciones mentales y, por lo tanto, derivan de las impresiones. La división entre percepciones origina dos tipos de conocimiento. El conocimiento procedente de las ideas y sus relaciones, y el de los hechos, basado en impresiones, es decir en la experiencia, Para saber si una idea es verdadera basta con comprobar si procede de una impresión o no.

Causalidad

  El método de remitir una idea a su impresión para saber si es verdadera o no supondría que sólo puede haber conocimientos de hechos pasados o presentes, pero no de los futuros. Una herramienta posible de la que Hume echa mano para explicar el conocimiento de hechos futuros -aunque luego la echara por tierra- es la inferencia casual, una relación causa-efecto de los sucesos sobre los que se ha tenido un previo conocimiento. Por ejemplo: el fuego quema y el agua moja. Podemos arriesgarnos a decir que esta relación se da necesariamente, pero eso, en opinión de Hume, sería ir demasiado lejos. Para él una sucesión constante no tiene por qué ser necesaria. "Así, no sólo nuestra razón nos falla en el descubrimiento de la conexiones últimas de causas y efectos, sino que, incluso después de que nuestra experiencia nos ha informado de su constante unión, nos es imposible satisfacernos por nuestra razón de por qué no podemos extender esa experiencia más allá de las instancias que estábamos observando".

Identidad y memoria

El hecho de poner en duda la propia identidad del individuo puso en apuros a Hume a la hora de explicar la idea o conciencia de uno mismo que tienen los seres humanos. Para ofrecer una explicación recurrió a la memoria, pues gracias a ella percibimos las relaciones que existen en diversas impresiones. "Cuando una impresión ha estado una vez presente al espíritu, hace de nuevo su aparición en él como una idea, y que esto puede suceder de dos modos diferentes: cuando en su nueva aparición conserva un grado considerable de su primera vivacidad y es así algo intermedio entre una impresión y una idea, y cuando pierde enteramente esta vivacidad y es una idea por completo. La facultad por la que reproducimos nuestras impresiones del primer modo es llamada memoria, y aquella que las reproduce del segundo, imaginación".

Fenomenismo y empirismo

  Fenómenos son todos aquellos objetos de la percepción: etimológicamente, lo que aparece. Para Hume, es la única materia prima del conocimiento, pues este no nos permite ir más allá de las impresiones o datos sensibles. La realidad queda reducida, así, a apariencias, fenómenos entre los cuales no es posible establecer conexiones. Hume no niega que existan, pero sí -desde la prudencia radical o más bien desde el escepticismo- que se pueda conocer la existencia de realidades fuera de la mente. El resultado de postular esta teoría es el empirísmo que hará famoso a Hume. Es la corriente filosófica según la cual el fundamento del conocimiento se encuentra en la experiencia, está es el límite de nuestro conocimiento.

Razón y Moralidad: Emotivismo

  Hasta entonces se había hecho derivar la moralidad de la razón: al ser humano le era dado conocer qué conductas eran morales y cuáles no lo eran. Pero Hume niega que pueda existir el llamado conocimiento intelectual y, por lo tanto, esto no puede ser la causa de la moralidad. Si, como sostiene el escocés, el ser humano sólo puede conocer hechos, los juicios morales deben de tener otro origen. ¿Cuál? El sentimiento de rechazo o de aprobación que los hechos suscitan en el interior de la persona. Es la corriente que se conocer con el nombre de emotivismo moral.
En el Tratado de la Naturaleza Humana toma el ejemplo de un asesinato y dice: "Mientras dirijas tu atención al objeto, el vicio no aparecerá por ninguna parte. No lo encontrarás hasta que dirijas tu reflexión hacia tu corazón y encuentres un sentimiento de reprobación (...) Está en ti mismo, no en el objeto.

Sociedad y estado

Para Hume el origen de los comportamientos humanos no hay que buscarlos en la razón, sino en los sentimientos: nociones como la simpatía y la empatía o las pasiones están en el origen de la comunidad de seres humanos, de la sociedad. No existe nada parecido a un contrato social como defendían Hobbes o Locke. No hay un pacto entre gobernantes y el pueblo interesado en preservar la paz durante el mayor tiempo posible porque la experiencia -siempre la experiencia- dice que no hay diálogo entre los gobernantes y los gobernados, más bien un gobierno por la fuerza (de las armas, a menudo). Remontándose a los orígenes, no existe un estado de naturaleza, porque el hombre es un ser social. La razón por la que una comunidad elige tener gobierno en vez de no hacerlo es la utilidad, la bondad del mismo, la garantía de que este preserve sus intereses. Estas ideas influírán mucho en los utilitaristas del siglo XIX como Jeremy Benthan y Stuart Mill, que hallaron la fórmula: "La mayor felicidad para el mayor número". Antes, en la investigación sobre los principios de la moral, Hume había hablado de la necesidad de aproximarse a la virtud con "facilidad, familiaridad y afecto". Así "cae el lúgubre vestido con el que la habían recubierto muchos teólogos y algunos .filósofos; y no aparece nada sino la gentiliza, la humanidad, la beneficencia y la afabilidad; es más, en momentos adecuados aparecen el juego, la travesura y la alegría. No habla de rigores, austeridades inútiles y autonegación. Su único propósito es hacer en lo posible alegres y felices a sus seguidores, los virtuosos, y a toda la humanidad, en todos los instantes de su existencia (...) El único esfuerzo que nos pide es el de un criterio justo y una constante preferencia por la mayor felicidad". 

Fuente: Filosofía Hoy



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