4- Contagiosa Paranoia, Alejandro Leibowich
4- Contagiosa Paranoia
Al abrir la
puerta resonó un sonido seco y aislado. Mingonious miró el aula, que en
realidad ahora eran dos aulas, ya que se había tirado la pared que las dividía.
Estaba recargada de alumnos, y el aire, que parecía
salir de una alcantarilla, era sumamente denso.
Como no tenían ganas de estar al frente de la clase,
terminaron guareciéndose en el fondo. Para eso tuvieron que entrar por la otra
puerta, la que estaba cerca del buffet.
Una vez ubicados, se enfrentaron al hipergestualismo
de Eduardo Balbín Salvalatierra, que estaba exorcizando a la clase con sus
poderosas teorías sobre el manejo armónico… o tal vez el tema era otro.
La voz, que resonaba como si las paredes estuviesen
construidas con amplificadores Marshall dijo:
- En la pieza Duraciones Correctas, incluida en Aus
den sieben Tagen, de Stockhausen como podrán leer en la fotocopia, no se busca
que lo que suene sean sonidos prefijados con precisión por el compositor…
En eso le cayó en las manos una fotocopia a Rucci, que
tuvieron que compartir para la lectura.
- La música podrá ser de muchas maneras distintas- dijo el profesor- Lo único a lo que tiende la notación es a desestructurar los
hábitos mecánicos de ejecución, y a lograr una improvisación comprometida.
Se leía:
Circa 4 interpretes:
Duraciones Correctas
Toque un sonido,
Siga tocándolo,
hasta que sienta que debería de parar.
Toque otra vez un sonido,
siga tocándolo,
hasta que sienta que debería de parar.
Siga haciéndolo,
deténgase, cuando sienta que debería de detenerse.
Pero así esté tocando o haya dejado de tocar,
Siga escuchando a los otros.
En el mejor de los casos toque,
cuando los demás están escuchando.
No ensaye.
- ¡Es el concepto play-rest!- exclamó Mingonious, y un
estudiante que llevaba puesta una remera de Patoruzú que rezaba “God bless
you”, lo llamó a silencio
- Perdón- se excusó Funk, y las hélices propulsoras de
la mente comenzaron a expresarle ideas
Si tomo una cierta melodía pensó, y le quito el ritmo,
las indicaciones dinámicas y operativas. Entonces me queda el sonido solamente,
como una guía de sucesiones de alturas, nada más.
Sería como un standard de Jazz pero sin cifrados,
sería una melopea. Pero este autor llega más lejos, y me propone algo más
radical que la melopea.
Se está planteando una licencia subjetiva para crear,
por parte del intérprete. Esto lo hace compositor de la obra compuesta, o mejor
dicho es como darle a alguien una biografía de Nixon, y pedirle que escriba
sobre el tema una pequeña obra de teatro, sólo guiado por su estado de ánimo,
pero bajo las más severas reglas que…
- Es como volar a ciegas un jet. Es control y
descontrol al mismo tiempo, una múltiple elección a doce sonidos, o más aún.
Podemos contar los cuartos de tonos, los microtonos -dijo Mingonious con una voz
casi inaudible
La voz Marshall seguía dándole a los decibeles, y
reiterando:
- La música podrá ser de distintas maneras. Lo único a
lo que tiende la notación es, a desestructurar los hábitos mecánicos de
ejecución, y a lograr una improvisación
comprometida.
- Improvisación comprometida- repitió Rucci- suena
interesante
- Hábitos mecánicos de ejecución- reiteró el
subcomandante, que empezaba a escuchar una voz y una guitarra que desde lejos
parecían querer dibujar “La sonrisa de mamá” de Palito Ortega
Balbín Salvalatierra dijo un par de cosas más sobre
diversos temas, y comentó la audacia del concierto con que Horacio Laverrap
ejecutaba a dos compositores del mismo período histórico.
- Es un muy buen pianista- dijo la banda sonora
Marshall
El subcomandante trataba de ver al profesor, por sobre
el mar de cabezas, y a pesar de todo, el aspecto a la vez victoriano y
estridente del facultativo no le decía gran cosa.
- Ahora vuelvo, voy al baño- dijo el hipotético
militar dirigiéndose a Rucci, y salió por la puerta
- Che, Rucci, ¿te dije que tenía en mente un coral,
no?
- Sí, mencionaste algo- contestó el gordo
- Bueno, ahora cuando termine la clase te comento cómo
sería la idea.
- Está bien- dijo Rucci, con aire resignado
El comentario sobre la obra de Stockhausen le pareció
interesante a Mingonious, por su efecto estimulante. Sin embargo sentía que
todo el entusiasmo generado podía desaparecer de repente, porque algo sobre el
contexto de análisis no cerraba en sus ideas. ¿Y si entendí cualquier cosa? pensaba.
Pero con todo la idea base la traía de sus estudios
en Capri con Nadia Alcanfort, y no de una clase de Balbín Salvalatierra.
El profesor dijo unas últimas palabras, y dio por
concluida la clase.
Empezaron a salir en oleadas del aula, y en eso Rucci
se llevó por delante a un tipo de aspecto amistoso.
- Disculpá, es que todos están muy alborotados
saliendo del aula- dijo
- No te preocupés gordo, todo bien. A todo esto me
llamo Luca- dijo el sujeto, que estaba todo vestido de verde, y sonaba con un
fuerte acento italiano
Luca, nombre de mafioso, y aspecto de vegetal lunático
se quedó pensando Rucci. Sin embargo me cae bien.
- Vamos al buffet a comprar café- dijo Mingonious
dirigiéndose al gordo y al desconocido, que estaba llevándose un cigarrillo
armado a la boca.
- Dale- dijo Rucci- y tal vez unas medialunas.
- La historia è finita- dijo el tal Luca.
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